domingo, 28 de diciembre de 2025

Carta a mi yo del 2025

 



Carta a mi yo del 2025

Querida yo,

Gracias.

Gracias por haber resistido sin endurecerte,

por haber aprendido sin perder la ternura,

por haber entendido que no todo el que se queda es amigo

y que no todo el que se va es pérdida.

Este año aprendí algo que antes me dolía aceptar:

que no tenía que sacrificarme para merecer compañía.

Que no tenía que dar dinero, tiempo ni mi alma

para que alguien eligiera quedarse.

Aprendí que hubo vínculos que no eran amistad,

sino necesidad disfrazada,

y entendí —sin rencor— que fui utilizada.

Cerré puertas con amabilidad.

No di portazos.

No grité verdades tardías.

Simplemente dejé de esperar.

Y en ese silencio descubrí algo esencial:

la amistad que más descuidé fue la mía.

Este año me hice mi primera amiga.

Aprendí a protegerme,

a escucharme,

a no traicionarme para no estar sola.

También lloré.

Lloré por Leandro,

por su diagnóstico,

por el miedo que no se dice en voz alta

cuando una madre imagina el futuro.

Lloré por David,

por una enfermedad sin nombre,

por la incertidumbre que se instala en la sangre

y en el corazón.

Pero en medio de esas lágrimas comprendí algo que me sostuvo:

mis hijos no me pertenecen,

le pertenecen a Dios.

Y aunque no siempre entiendo Su voluntad,

descansé en la certeza de que es perfecta,

incluso cuando duele.

Este año compré una casa.

Pero más importante aún,

aprendí a habitarme.

A conocer mi soledad sin miedo,

a sentarme conmigo misma sin huir,

a reconocer todo lo que he hecho

y a dejar de exigirme como si no fuera suficiente.

Entendí que ahora debo ponerme en primer lugar,

no por egoísmo,

sino por responsabilidad.

Porque cuando yo estoy bien,

lo demás encuentra su lugar.

Este año también regresó ella:

la artista.

La escritora.

La dibujante.

La docente que ama enseñar

no por obligación,

sino por vocación.

La mujer que crea porque crear la mantiene viva.

Descubrí el significado de mi nombre,

Y entendí que no fue casualidad.

Que hay en mí fuerza,

protección,

sensibilidad y liderazgo silencioso.

Que mi nombre me nombra bien.

Gracias, yo del 2025,

por no haberte rendido cuando era más fácil hacerlo.

Por elegirte.

Por quedarte.

Por aprender a amarte

de una forma honesta,

sin ruido,

sin máscaras.

Con amor y respeto,

la mujer que fuiste para llegar hasta aquí.


Liliana

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

Leamos un cuento Template by Ipietoon Cute Blog Design