domingo, 19 de noviembre de 2017
Se vale llorar
Hace poco realicé en el salón de clases una actividad relacionada con el abrazo en familia, algunos de mis colegas invitaron a los representantes, otros hicieron actividades dibujando y haciendo afiches alusivos a la fecha. Yo decidí hacer otra cosa con mis chicos, pues pensé:
1) La mayoría de los padres no van a venir (por desgracia en Venezuela los padres y madres del país no van a las actividades de los niños por motivos de trabajo o porque a veces no les da la gana, algunos por estar ocupados y otros porque no toman en cuenta a sus hijos, de hecho tengo una alumna que no tiene a ninguno de sus padres, su madre está en Colombia y su padre en Perú)
2) La mayoría de los hogares están rotos o son disfuncionales.
3) Debía conocer cómo se sentían mis estudiantes.
Realicé una serie de preguntas donde ellos debían responder si o no de forma anónima, preguntas como:
1) Tengo resentimiento contra mi padre o mi madre: Si No Porque...
2) Me he sentido abandonado: Si No Porque...
3) Alguien ha abusado de mí sexualmente o me ha irrespetado tocándome inapropiadamente en mi hogar: Si No Porque...
4) Alguien en mi hogar me ha maltratado físicamente o verbalmente: Si No Porque...
5) Tengo mucho dolor en mi corazón: Si No Porque...
Bueno al entregar el test me sorprendí de cuántas cosas habían sucedido en la vida de mis niños, muchos de ellos son de 11 y 12 añitos, esto me ayudó a seguir con un ejercicio de perdón, para esto debes documentarte, debes buscar ejercicios de respiración, y puedes guiar a tus estudiantes a emprender su propia sanación, por supuesto con ayuda de Dios.
El resultado de esto fueron muchas lágrimas en clase pero como me dijeron ellos "Lágrimas de alegría profe", me contentó mucho haber tenido en el salón ese día a la profesora Nuby que pudo también hacer el ejercicio.
Mi consejo es que puedan indagar un poco más en la vida de sus estudiantes, muchas cosas les impide avanzar en los estudios y puede que tú seas un instrumento de amor y sanación en sus vidas. Con amor, Liliana.
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