Impecable viene del latín: Sin pecado.
Ese tipo de palabras, las impecables, dan calor al alma.
Lili
Una de las cosas que pueden enfermar tu espíritu es tu forma de hablar, las palabras tienen poder, porque éstas generan pensamientos alentadores o devastadores, tú eliges que tipo de palabras saldrán de ti, las que construyen o las que destruyen a los demás. Las palabras que amables, llenas de bondad y respeto te permitirán no sólo establecer buenas relaciones con las demás personas sino contigo mismo, no sólo esto, sino el tono y la forma en la que hablas también influye a cómo los demás interpreten lo que hablas, si haces acompañar tus ideas de palabras ofensivas, perderás el respeto de quienes te escuchan o te leen y no podrás dar a entender tus ideas con claridad.
El vocabulario que uses para hablar con otro demostrará la riqueza o pobreza de tu ser, pelear e insultar a los demás para imponer tus ideas sólo te restará energía sin conseguir absolutamente nada, las cosas dichas con amor, son mejores entendidas, tendemos a pensar que si gritamos tal vez la persona nos escuche mejor, y no es así, puede que la persona se asuste pero tu mensaje no será comprendido hasta que aprendas a referirte a otros con respeto.
Si utilizas tus palabras para maltratar, criticar, señalar y destruir, eso mismo habrá en tu vida, un enorme peso, una cosa es que señales algo para alzar tu voz en contra de una injusticia y otra es que al hacerlo de 20 palabras 10 ya son groserías, tu verdadero mensaje se perderá.
Es un ejercicio un poco difícil en medio de una sociedad tan enferma en la que nos sentimos muchas veces golpeados, pero nosotros podemos aportar amabilidad desde los buenos días (aunque no te lo respondan, la educación debe venir de ti aunque los demás no la tengan), en pedir disculpas si te equivocas, en hacer las paces si ofendiste a alguien, en sonreír y dar las gracias, en fin, en cada situación, que tus palabras sean impecables. Que tus palabras den calor en un mundo tan frío hacia el prójimo. Un abrazo, Lili.
Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca,
sino la que sea buena para la necesaria edificación,
a fin de dar gracia a los oyentes.
Efesios 4: 29
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