Cuando hables, procura que tus palabras
sean mejores que el silencio.
Proverbio indio
¿Puede
su hijo descifrar mensajes sin palabras?
La manera
de mirar, de sentarnos, de mover las manos al hablar, de sentir; lo que decimos
o lo que callamos, todo lo que hacemos comunica un mensaje. Los estudios
revelan que 7% de la comunicación personal
es verbal. Del resto, 43% es tono de voz y el resto un 50% es comunicación no verbal, como por ejemplo
nuestro lenguaje corporal. Así que esto
es muy importante de tomar en cuenta para que nuestros niños aprendan a
interpretar los mensajes sin palabras que le son enviados.
Los niños
más pequeñitos tienen una habilidad natural para detectar los sentimientos de
sus padres, pero tienden a tomar las palabras literalmente. Además pueden confundirse cuando el lenguaje
corporal de una persona su tono de voz
están expresando algo diferente a lo que está diciendo.
Una vez, me
quedé muy pensativa y preocupada en silencio, mi hijo al verme así me dijo:
“Mamá, ¿por qué estás así?, ¿estás triste?”, y tuve que tomar tiempo para
explicarle algunos sentimientos que él desconoce en este mundo de los adultos,
lo tuve que hacer tomando ejemplos de su cotidianidad para que lo pudiera
comprender a su nivel de experiencia.
Muchos
expertos concuerdan que antes de los 10 años los niños no pueden pensar de
forma abstracta. Cuando ocurre un
accidente por ejemplo, a menudo necesitan que se les asegure que ellos no son
“malos” por haber derramado la leche o haber roto un adorno caro. La ira como
respuesta inmediata de los padres o familiares ante estas situaciones pueden
ser devastadoras para un niño o niña.
Son estas
manifestaciones de ira uno de los mensajes más comunes sin palabras más comunes,
frecuentemente lo negamos con nuestras palabras pero lo confirmamos con nuestra
actitud física o reacciones no verbales.
El reconocer los verdaderos sentimientos sirve para verificar lo que el
niño “capto” de manera no verbal, y alivia gran pare de su temor.
Hace años
una niña vio a su madre llorar y ésta estaba tan angustiada, desesperada pues
estaba a punto de perder su vivienda porque habían aumentado los intereses del
banco para pagar la hipoteca, temía tanto quedar en la calle sin poder
brindarle a su hija un techo, la niña al verla llorar quiso abrazar a su madre,
pero ésta la alejó con su mano y le dijo en angustia: “Déjame, ¿no ves que no
sé qué hacer? Que lo que me provoca es tirarme por el balcón y morirme porque
no tengo con que pagar la casa”, la niña sintió el rechazo, se fue a su
escuela, con 6 años pensó en su pequeña cabecita: “…quizás si muero yo, y ella no tiene que
tener gastos en mí, ella pueda pagar la casa y no tenga que matarse ella, mejor
muero yo, total, dicen que en el cielo Dios ama a los niños”, y la niña intento
suicidarse al pasar la calle. Este hecho le marcó la vida a esta niña, y lo digo
de primera mano porque esa niña fui yo, evidentemente ya de adulta comprendo
las palabras de mi madre pero siendo una niña entendía todo de otra manera,
entonces como adultos debemos entender que nuestros niños no comprenderán
algunos conceptos que nosotros tenemos como adultos, no entienden ironías, ni
tampoco verdades a medias, por eso como padre tenga sumo cuidado con sus
palabras o gestos cuando esté desesperado.
Muchas
veces los padres usan estos mensajes sin palabras para manipular a los niños. Le damos esa mirada de “dolor” cuando el niño
hace algo que no nos gusta. No es hasta
después de mucho tiempo en su vida que el niño reconoce este comportamiento
como la fuente de sentimientos reprimidos de ira y culpabilidad. Cuando nos encontremos en una situación así
debemos de inmediato reconocer nuestro error y pedirle perdón, pedir perdón no
es síntoma o muestra de debilidad sino de grandeza y nobleza de un padre.
Algunas
orientaciones específicas para tomar en cuenta:
1) Posiblemente
una de las facetas de la comunicación más importante sea el toque. Los niños necesitan de los abrazos, de los
besos y otras expresiones de afecto, especialmente si se ha sometido a una
disciplina. Aun y cuando sus palabras
sean firmes y reprensivas, su toque debe dar seguridad a su hijo del amor
detrás de la disciplina.
2) Tome
nota de su tono de voz y las expresiones de su cara cuando hable con su
hijo. Pregúntese lo que estos mensajes
le dicen y si son consecuentes con sus palabras.
3) Crispar
los dedos, torcerse los cabellos, darse golpesitos en la cara, jalarse las
prendas, mirar alrededor con nerviosismo son expresiones no verbales que debe
tomar en cuenta en su hijo y hablar sobre éstas.
4) Ayude
a su hijo a interpretar el silencio, explíquele que éste puede significar un
sinnúmero de sentimientos y emociones, que por ejemplo si usted tiene una
preocupación que le ha mantenido en silencio esto no significa que usted esté
enojado con él, y que a veces las personas callan para meditar en las
decisiones que se deben tomar en circunstancias difíciles.
5) Haga
un juego para mostrar a su hijo los mensajes sin palabras o escondidos en los
mensajes publicitarios que aparecen en la televisión, periódicos o revistas.
6) Aplique
las habilidades de escuchar en su familia, reconozcan sus propios sentimientos
como padres en situaciones de “silencio” interior, aún y cuando éstos no sean
los sentimientos más positivos del momento debe ser sincero, le ayudará a su
hijo a expresar lo que siente sin violencia y con la verdad por delante porque
lo ha aprendido de usted.
7) No
obligue a su hijo sentir lo que no está pensando, porque esto causara
inconsistencia en la comunicación con su hijo.
8) Cuando
su hijo reconozca en usted uno de estos mensajes sin palabras en usted,
reconózcalo. La honestidad es mejor y menos alarmante que un mensaje sin
palabras contradictorio. Una vez un
joven le dijo a su madre “¿Mamá por qué me pelas los ojos?” su madre tenía una
doble moral, decía creer en Dios y cuando le pidieron al joven que fuera a una
actividad cristiana la madre e hizo señas con los ojos, los agrandó, como
decimos en Venezuela “le peló los ojos” y el muchacho la dejó mal parada, luego
se supo que esta mujer que tanto pronunciaba a Dios para todo “Diosito me
ayuda”, “Yo le pido siempre a Diosito” no era todo lo que decía ser, su hijo
mismo expresó: “Yo quisiera que mi madre dejará de consultar a hechiceros y
hacer esas cosas que no están bien”, entonces inculcamos un mensaje de
“religión” pero si nuestras vidas como padres están muy lejos del corazón de
Dios y hacemos todo lo contrario a lo que profesamos somos hipócritas y estamos
enseñando los niños a también ser unos
hipócritas fracasados en sus sistema de valores.
La
comunicación franca puede ser la clave del éxito de su hogar, a veces hay emociones
difíciles de expresar por muchos motivos, la mayoría de las veces es porque
tememos a hacer sentir mal a la persona que amamos, pero he aprendido que
aunque una verdad pueda herirnos y lastimarnos en gran manera es mejor que una
mentira, ninguna relación puede fundamentarse en la mentira y menos una
familia, si usted oculta sus emociones y no ayuda a sus hijos a ser honestos
consigo mismos y con las personas a su alrededor los llevará a una vida falsa,
vacía, provocando en sí mismos y en otros sentimientos contradictorios y
abrumantes de lo que realmente les puede hacer felices, he allí el problema
grave de nuestra sociedad, adultos totalmente ANALFABETOS emocionales sin ser
capaces de asumir sus emociones y expresarlas de manera correcta y sincera, enseñando
a los niños el camino equivocado para fundar familias sanas, Dios nos de
sabiduría y nos ayude como madres y padres a enrumbarnos en la tarea
maravillosa de ser padres sin una “doble moral” cuando nos comuniquemos con
nuestros hijos.
Liliana A. Lizcano.
Dios nos perdona las palabras que se nos
escapan
de la boca sin deber y las que por
cobardía nos tragamos.
Carmen Martín Gaite
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