“La mejor manera de hacerse recordad es mostrando un corazón generoso” George Sand.
El oso solidario
En un país con mucho frío, cerca de un bosque nevado, vivía un oso amable, solidario y de color blanco, todas las mañanas salía al frente de su casa para barrer, y luego se metía a su cueva para chocolate caliente poder beber.
Un día como cualquier otro, una liebre se le acercó, "Oiga, señor Oso, ¿me deja entrar a su cueva?, es que estoy perdida, mi familia me espera, vengo de muy lejos sin pasaporte y con la tristeza a cuestas, disculpe usted el abuso, pero muero del frío, ¿podrá usted ayudarme, para buscar en su casa abrigo?. El oso estaba temeroso, no sabía qué hacer, si ayudarla o alejarla, eso no sería problema de él, sin embargo, las palabras de su madre, el oso recordó: "Ayuda a todos los que puedas, ésa es la gran misión, de todo ser vivo, de todo hijo de Dios, y eso lo ve con buenos ojos, el buen Creador, algún día el bien se te devolverá, sé prudente pero ayuda y jamás niegues un trozo de pan".
El oso solidario
En un país con mucho frío, cerca de un bosque nevado, vivía un oso amable, solidario y de color blanco, todas las mañanas salía al frente de su casa para barrer, y luego se metía a su cueva para chocolate caliente poder beber.
Un día como cualquier otro, una liebre se le acercó, "Oiga, señor Oso, ¿me deja entrar a su cueva?, es que estoy perdida, mi familia me espera, vengo de muy lejos sin pasaporte y con la tristeza a cuestas, disculpe usted el abuso, pero muero del frío, ¿podrá usted ayudarme, para buscar en su casa abrigo?. El oso estaba temeroso, no sabía qué hacer, si ayudarla o alejarla, eso no sería problema de él, sin embargo, las palabras de su madre, el oso recordó: "Ayuda a todos los que puedas, ésa es la gran misión, de todo ser vivo, de todo hijo de Dios, y eso lo ve con buenos ojos, el buen Creador, algún día el bien se te devolverá, sé prudente pero ayuda y jamás niegues un trozo de pan".
El oso recibió a la liebre, y después ésta se fue, pasaron los días, los meses y los años también, y el oso blanco tuvo que mudarse de lugar, habían cazadores que lo querían atrapar, entonces una familia de conejos lo recibió, eran los hijos de aquella liebre que un día él albergó. Todos supieron en el bosque de esta historia feliz, y a todos los niños suelen compartir, la moraleja es sencilla y fácil de comprender, que lo bueno siempre vuelve y que todos podemos ayudar alguna vez.
Fin.
Por: Liliana Lizcano.
“Hay quienes reparten, y les es añadido más... El alma generosa será prosperada; Y el que saciare, él también será saciado”. Proverbios 11:24-2
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