Las hermanitas de Guasipati
Había una vez dos hermanitas que vivían en Guasipati. Filomena la mayor y a la más pequeñita le tenían de apodo Pitufina. Ambas eran sumamente tranquilas, no daban ninguna molestia. Y como todos los habitantes de Guasipati, eran muy nobles.
Habían sido abandonadas y una familia las adoptó a ambas para no separar a las hermanitas.
Un día Filomena quiso salir a dar una vuelta, su hermanita le advirtió que no saliera. Pero ella no hizo caso, le dijo:
- ¡Ay no mijita! ¡Tú quédate encerrada que yo voy a disfrutar de la vida!.
Y salió lentamente con cuidado para que nadie escuchara al ella salir. El padre de esa familia no se percató del asunto, y la hermana menor cayó sin advertir nada, esperando que su hermana regresara y no la fueran a regañar. Pues pasaron las hora y no regresaba. Y esa noche no regresó. La familia al percatarse de tal situación entraron en desespero.
- ¿Dónde está tu hermana?.
Pero ella no respondió. Al igual que todos estaba muy preocupada. Al día siguiente todos desayunaron con tristeza y dieron aviso, ya que alguien podía haber secuestrado a Filomena. Pitufina fue la única que comió con mucha tranquilidad su sandwich vegetariano.
- ¿Cómo puedes comer tan tranquila mientras tu hermana sigue desaparecida?.
Le reclamó alguien.
Pero Pitufina dentro de sí pensaba:
"O sea que yo tengo que pasar hambre porque esa diabla seguramente se fue con un novio".
El padre de familia dijo: Saldré a buscarla.
Mientras tanto, Filomena andaba perdida con mucho miedo, y unos hombres que jugaban domino la vieron. Uno exclamó:
- ¡Uy pero qué ricura!.
Otro le dijo:
- Ven con papá.
Filomena estaba asustada. Pero otro que estaba con ellos.
les dijo:
- ¡Enfermos!.
Le dijo:
- Ven conmigo, soy oficial del ejército, buscaremos a tu familia.
Y empezó a caminar con ella, el padre de familia al verla se alegró tanto y le dio las gracias al joven.
Y de lo que se salvó, porque esos hombres querían hacer un pastel de Morrocoy. Hoy día Filomena aún vive con su hermana Pitufina. Y aprendió a que no debe salir de la casa sola y sin avisar.
Fin.
Espero les haya gustado y sonrían, un abrazo,
Liliana Lizcano.
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