jueves, 19 de septiembre de 2019

Ella



   Ella era noche y también era día. 
Era viento de tormenta y era sol de mediodía. 
Era tiempo y melodías, era todo cuanto él quería.  
Pero él fue un ciego que nada veía, no la amaba 
y ni cuenta se daría, que ella era todo... 
la canción, la poesía.  

   Jugando a perder su diamante, a ella traicionaría, 
ignorando que con mentiras y engaños 
su corazón en sus manos ya no tendría.  

  Tanto jugó con su suerte que otro engaño bastaría, 
para que saliera a la luz, tanta traición, y tanta porquería. 

  Tomó su vida, tomó sus sueños y lejos de él, se marcharía. Entendió que valía, que su propio amor se convertiría 
en aguja y en el hilo, con el que su corazón cosería su herida. 

 Liliana Lizcano.  

(Dedicado a todas las mujeres que han sufrido en sus corazones las heridas del adulterio)

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