sábado, 12 de abril de 2014

Los días difíciles...



   Hay días que no esperas, que de pronto están allí como una tormenta inesperada, con vientos tan fuertes que pueden llegar a asustarte, en esta semana fue así, pero bendito sea Dios mi Creador que siempre coloca personas que estarán allí para ayudarnos en las pruebas.  Cuando me ingresaron a emergencia jamás pensé que me hospitalizarían, no pensé fuera grave, que quizás me mandarían algún remedio y ya, pero no fue así, entonces cuando vi que las cosas no eran tan simples me preocupé, sobre todo porque sabía que mi pequeño hijo y yo nos extrañaríamos con locura y en la sala de hospitalización no dejan entrar a niños pequeños.  Al día siguiente luego de una noche en observación escuché varioas voces: "¿Liliana Lizcano se encuentra acá?", yo me pregunté a mí misma: "¿Quiénes podrán ser?, mi madre está cuidando de mi pequeño y mi esposo había regresado a casa a buscar algunas cosas que necesitamos", entonces escuché que la enfermera dijo: "Entran de uno en uno", y allí estaban mis estudiantes, Katherin fue la primera en entrar con una rosa azul, luego Wildeinys, después Soiky, Jessika y Duberlys, fue una visita que me subió tanto el ánimo, ¡hasta me llevaron comida!.  Antes de eso dos compañeras de trabajo; Mirian y Karla fueron a llevarme una manta y un abrigo, pues yo no había llevado nada a la clínica, como les dije antes no pensé que me hospitalizarían.  Mi tío German llegó también con frutas, mi tía Cruz, mi esposo que estaba cuidándome en todo.  Ya en la noche del segundo día, Soiky apareció de nuevo, me llevó cena, hecha por ella misma, ella no lo sabe, pero luego que se fue lloré, porque sé que es una muchacha muy humilde y que hizo un gran esfuerzo para llevarme esa comida, fue un gesto de amor y de sacrificio, disfruté de esa cena, la comí con agradecimiento y conciente que mis estudiantes son personas con un enorme corazón y que sembrar en ellos el cariño y el respeto me ha traído recompensas.

   Al día siguiente llegaron más de mis estudiantes, ya esta vez entraron todos pues estaba en una habitación para mí sola, y fue un tiempo en el que me hicieron reír mucho, me volvieron a llevar desayuno y me contaron las novedades del día en el liceo.

   Eso sin contar mis amistades que han estado pendientes de escribirme para preguntarme cómo estoy, cosas que me han hecho ver el amor de Dios en medio de la dificultad, creo que ese es el sentido de la vida, como lo leí una vez en un pensamiento que decía: "La vida es como un piano, tiene teclas blancas de felicidad y negras de tristeza, pero ambas hacen música", y en toda esta situación he visto la inmensa bondad de Dios a través de cada una de las personas que ha estado conmigo.

  Cierro con algo que me dijo un estudiante: "Estamos acá porque los amigos verdaderos llegan a tiempo, los demás llegan si les sobra tiempo".  Definitivamente cada día aprendo mucho de ellos, no sólo soy yo la que enseño en clase, ellos también me dan lecciones de vida.

                   Liliana.

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