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lunes, 30 de septiembre de 2019

La cuaima y el gocho


   Abigail llegó a la empresa, el día anterior (domingo) le había manifestado al Gochito que la Guarita le había devuelto la carta, hablaron eso ayer domingo por WhatsApp. El Gocho se enojó porque había notado que su carta no estaba en el escritorio, pero jamás se imaginó que la Guara había tomado esa actitud.  En la mañanita, Abigail estaba llegando y el Gocho estaba hablando con la Guara de la situación, al ver a Abigail, la Guara la llama:

- Mira, niña, ¿qué fue lo que inventaste tú?, tú si eres habladora, yo solamente encontré esa carta tirada y al ver el nombre tuyo te la coloqué amablemente en el escritorio, ¡Inventadora!.

   El Gocho esperaba que Abigail reaccionara, dijera algo para defenderse y ella sólo dijo:

- No tengo nada que decir, tú muy bien sabes lo que me dijiste y cómo lo dijiste, yo no necesito este tipo de drama, ¿ya?, si ustedes dos son enamorados, es asunto de ustedes.

   El Gocho de inmediato dijo:

- ¡No somos enamorados!, ella y yo sólo somos amigos.

   La Guara reaccionó con molestia exclamó:

- ¿Quéeeeee?, entonces ¿qué significaron nuestros besos?.

   Abigail los miraba con una media sonrisa y el Gocho dijo:

- Bueno, es que yo...

   La Guarita no dejó que terminara de hablar y le dijo:

- Tú me dijiste a mí que te gustaba mi compañía, y que estabas contento de haber salido conmigo.

   El Gocho empezó a sudar y ve a Abigail, ve a la Guara:

- Si, yo dije eso...pero...pero...  

   Volvía a ver a Abigail, veía a la Guara que estaba como volcán a punto de explotar.  Y entonces llega el Caraqueño que estaba de lejos observando todo: 

- Señorita Abigail, la necesitan en la oficina.  Ella se retiró junto al caraqueño, dejando al Gochito con su rollo.  Abi le dijo al caraqueño: 

- ¡Gracias!, te debo una, ya estaba incómoda allí. 

- De nada. Por cierto, ¿Mi almuerzo?. 

- Si, acá está, por cierto la señora está vendiendo unos postres, te traje uno de muestra por si quieres encargar mañana. 

- Si, me gustaría irte a buscar mañana, si no es molestia. 

- ¡Ay no!, mira, si pretendes estar como el maracucho y el gocho conmigo, mira, que va. 

- Alto, alto, no corras, te va a llevar un carrito de helados, la verdad es que quiero conocer a la señora que prepara la comida, yo no te creo que sea ninguna viejita, quiero conocerla personalmente. 

- ¿Y eso por qué?. 

- ¡Curiosidad!.  

   Y bueno eso me lo contó por notas de audio tempranito y les traje el adelanto de los acontecimientos de la novela del momento jajajajajajajaja. Me disculpan si se me sale algún error en la redacción pero estoy en el autobús.

 Lili.

domingo, 22 de septiembre de 2019

Los Ositos y el hilo rojo (última parte)

   Ayer sábado en la noche los maracuchos "Ositos", llegaron a la casa de Abigail, nos debían de terminar de contar la historia del hilo rojo, Osita haría patacones y así continuó Osito narrando la historia del inicio de la unión de ambos.

- Mira Lilita, luego que le conté a Osita todo lo del Ramiro y la Alejandra, la visité, se puso a llorar y me abrazó, ella había llamado aquel día a la zángana de la Ale, y le dijo que ya sabía todo. Que la amistad había terminado, pero Alejandra no se quedaría así, fue a la casa de Osita, yo estaba casualmente ahí, pero entré a uno de los cuartos y le dije a Osita que hablara con la Ale tranquilamente a ver qué le iba a decir. Y así fue, Osita le abrió la puerta y la zángana pasó diciendo:

- ¡No podéis creer a cualquier cosa que te diga ese tipo!.

- ¿Ese tipo?, ¿Ustedes no son novios?.

- ¡Yo lo dejé!, ese mardito es un mentiroso, vos sois mi amiga, ¿cómo vos le crees más a él que a mí?, yo ni conozco a Ramiro. 

- Ve Lilita y Abigail, Osita le preguntó: "¿Tú terminaste con él?". "Si", Le respondió ella. En ese momento, se me prendió el bombillo, e hice algo que quizás me pasé un poquito, pero Ale tenía que saber lo que Osita sintió cuando ella la traicionó, yo me quité la camisa me mojé un poco el pecho y la cara, me bajé el cierre del pantalón y grité: Mi amoooooor ¿qué pasó? ¡Vení que me dejaste encendido!. Mi alma, la Ale corrió al cuarto cuando escuchó mi voz y empezó con un escándalo a lo que yo le dije: Vos pudistéis quitarle a Ramiro ¿por qué ella no podía hacerte lo mismo a vos?. Esa mujer empezó a preguntar cuánto tiempo teníamos juntos, que estaba indignada, y Osita casi que soltaba la risa pero menos mal me siguió la corriente, yo muy serio agarré la camisa y empecé a acomodarme le seguía diciendo: 

- Tan bueno que estábamos y tenías que llegar vos a darñarnos el momento.  

La Ale se voltea y le dice a Osita: 

- ¡Mala amiga! ¿Cómo pudiste?.

Osita le respondió:

- Me dejé llevar, él fue muy especial conmigo desde que lo conocimos y es muy sensual.

Yo todavía con mi cara de sobrao dije:

- Vos sabéis que yo tengo lo mío.

Y ella molesta dijo:

- Rául, ¿es en serio?, ¿me dejaste por esta piche gorda?, ¿por eso pusiste la excusa de Ramiro para dejarme y cortarme?.

Yo agarré a Osita de la mano y le dije:

- Ale, ella tiene algo que vos no tenéis.

- ¿QUÉ COSA?.

- Unos hilitos rojos que me vuelven loco.

- Bueno y la muergana de Osita los llevaba justamente puestos, y le dijo: "Mirá son éstos" y la gordita se bajo los pantalones, mi alma, a mí casi me iba dando algo cuando la vi pero más le iba dando a la Ale que gritó:

- ¡Idiotas!, pues si estúpida, yo fui la que te quité a Ramiro, siempre me has parecido una tonta, y sólo te trataba por lástima.

  Y salió tirando fuertemente la puerta. Cuando se fue Osita y yo chocamos esos cinco, nos reímos mucho y me dio las gracias. Yo le dije: No volváis a hacer lo de ese hilo rojo, porque puedo perder la cabeza por vos.  Ella toda tímida dijo: "¡Qué pena con vos!, pero tenía que hacer esto creíble". Y así se afianzó nuestra amistad, primero fuimos buenos amigos, un día yo estaba cantando una canción, bueno Lilita, la canción que siempre llego cantando cuando voy a comprar empanadas, esa canción era de unas comiquitas de unos ositos, se llamaban los Ositos Gummi, ustedes seguro no saben porque las dos seguro estaban aún en las bolas de sus papás, y cuando estaba cantando como mente pollo mi vieja canción de la infancia ella continuó la letra, se la sabía, la cantamos juntos y nos quedamos mirando y allí fue nuestro primer beso.  Yo siempre supe que Osita era especial y única, terminó de amarrarme por completo a punta de patacones, yo dije esta mujer tiene todo lo que yo quiero en una mujer y no la dejé ir, le pedí matrimonio, y hoy día soy un OSO: ¡Osito Sometió Oficialmente!.

  Y así fue como estos dos maracuchos tuvieron su historia de amor, con un famoso "hilo rojo" de leyenda, pero a lo venezolano.

Fin.


Liliana Lizcano.

Pizca Andina, La receta



- ¿Qué estás comiendo? 

- Pizca andina

- ¿Pizca andina?.

- Se ve buenazo eso, ¿Qué lleva?. 

- Una pizca de nostalgia por tu abuela, otra pizca del recuerdo de las montañas más bonitas, una pizquita de suspiros al picar los ingredientes, y finalmente agregas una pizca de hogar.  

Lili.

viernes, 20 de septiembre de 2019

Los Ositos y el hilo rojo

-¡Buenos días Abigail! (Dijo Osita)

- ¡Buenos días señito!.

- ¡Ningun señito!, repetí después de mí: ¡Hola negrita!, ¡Hola mi amor!, ¡Hola manita!, Tenéis que saludar a lo venezolano porque ya estamos en confianza y vos sois de la familia ya. (Decía mientras colocaba salsa de ajo a su empanada)

- Miráaaa Abi, leí todo el verguero que sucedió en la empresa, lamento mucho que esos hombres se pusieran tan celosos y formaran ese "Shous" (Show) en el trabajo. (Le dijo Osito)

- Si, ya pasó.

- No estéis triste que todo se aclara tarde o temprano y lo que no va a ser para uno pues es mejor que se aleje, pero mira, sois muy bonita y ya podrás encontrar a un mejor candidato. Así como Osita que sufría y sufría en el amor, hasta que me encontró a mí. (Decía muy orgulloso él)

- Eso es verdad, yo sufría sin ti, ¡pero ahora padezco!. (Dice ella con una sonrisa)

- ¡Vergación! las muchachas van a pensar que te doy mala vida y que jodo mucho. (Dijo apenado el maracucho)

- Por cierto ¿cómo se conocieron ustedes?. (Pregunté yo)

- ¿Le cuentas tú o le cuento yo, Osita?.

- Cuentales tú, Osito.

- Bueno, Lilita y Abi, ¿vos habéis escuchado la historia del hilo rojo?. (Pregunta él muy serio)

Abigail dice de inmediato:
- ¡Claro!, la leyenda que dice que las personas que están destinadas a conocerse y ser el uno para el otro están conectados por un hilo rojo invisible.

  Osito y Osita se ven sus caras y sonríen y al mismo tiempo dicen:
- ¡No!.

  Osito dice:

- Si, tiene que ver un poco con la leyenda, pero el hilo no era invisible. Ve, Abigail y Lilita, aquel día en el que yo encontré el hilo rojo estaba comiendo unas hamburguesas con unos amigos, y de pronto llegó un grupo de mujeres muy bonitas, todas muy hermosas, menos Osita, Osita si estaba aporreada.

- ¡OSIIIITOOOOO!. (Le gritó ella)

- Mi amor, ese día vos parecías un anima en pena, a conciencia. (Dijo él con ternura agarrando la quijada de su esposa)

- Pero tú sabes por qué, cuenta bien, Osito.

- Bueno, no me interrumpáis más, entonces todos empezaron a bucear a las muchachas que pidieron perros calientes y hamburguesas y se sentaron cerca. Cada uno decía ve, ésa está buena, ve ésa es hermosa, uy esa otra está pasada de kilos, bueno ésa era mi Osita Gummi, bueno en eso la Osita se fue a levantar y se agachó para recoger su cartera que se cayó, y allí cuando la vi en todo su esplendor, allí el hilo rojo entró en acción.

- ¿Cómo así?. (Pregunté)

- No interrumpáis Lilita, escucha.  El hilo rojo entró en acción cuando le vi el hilo que cargaba porque la muy muergana andaba con unos pantalones que cuando se agachaba se le veían las pantaletas, bueno eso no era una pantaleta, sino un simulacro de ropa interior, un hilito.  Mis amigos empezaron a bucearle el trasero y no me gustó el tipo de comentarios que escuché en la mesa, yo tengo hermanas, y en ese sentido hay cosas que no se dicen de una dama. Y como a Osita se le caía todo porque estaba medio rascada, a cada rato se agachaba, tuve que acercarme a decirle a una de sus amigas que la muchacha estaba dando un espectáculo público.  La amiga le dijo, y a su amiga le pareció tierno eso de mí y me dio su número, era la más bonita del grupo. Pues ellas se fueron del lugar a llevar a Osita a su casa que no podía ni caminar. Y esa misma noche su amiga me llamó, me dio las gracias por haberle ayudado con su amiga a llegar al carro y por percatarme del "shous" (show) del hilo rojo.

- Ajá y ¿cómo fue que terminaron juntos?. (Pregunté yo con curiosidad)

- Ese cuento te lo voy a deber porque ya vamos tarde al trabajo.

CONTINUARÁ.


Lili.

La cuerpa

- Vertale Lilita, por fin estáis porque Osito y yo ya estábamos sufriendo los estragos de la restricción de empanadas, vos sabéis que somos adictos a las empanadas.

- ¡Al fin nos vemos! ¿Las de siempre?.

- Si. Mirá, vos sabéis que nosotros queremos irnos para Medellín. (Dijo 'Osito')

- ¿En serio? ¿Y eso?.

- A Osita y a mí nos gustó por la gente. Nosotros teníamos una idea negativa de Colombia, pero mi aaaalma conocer la gente de Medellín, la educación, la amabilidad, ¿Verdad Osita?.

- Si, yo andaba enamorada de la gente de Medellín, vos te montáis en un bus y te responden los buenos días, nos gustó.

- Vos querías era encontrarte a Carlos Vives y montarme cacho. (Dijo 'osito').

- ¡Ja mijito! Me canso, me ve Carlos Vives y se enamora. (Le responde ella)

- Vos me dejáis por el Vives ése y yo me busco a la Shakira.

- ¡Ja! Ni que Shakira fuera a dejar a Piqué.

- Piqué va a quedar pica'o cuando le tumbe a Shakira con esta cuerpa. (Decía sobando su panza y comiendo empanada). Esta cuerpa la cuido con mucho gyem.

- Se pronuncia Gym. (Dije yo)

- No Lilita, G-Y-EM; Guayoyo Y EMpanada mijita, pa' que sepáis.

   Osita ve venir a Abigail y dice:

- Esto se puso bueno, ahí viene Abi.

Y así empezó mi día, hoy viernes 20 de septiembre.

lunes, 16 de septiembre de 2019

La cita

   Preparé para Abigail un buen almuerzo mientras ella se bañaba, para que luego que comiera, le pudiera arreglar su cabello y sus uñas, además de maquillarla sencillita.

- Estoy tan nerviosa, Lili.

- Bueno tranquila, es una salida, lo que no me gusta es que sea en el cine, al menos el maracucho te llevó al parque para conocerte para hablar, yo siempre he pensado que frente a una pantalla viendo una película dos personas no se conocen, a menos que se conozcan la lengua porque te quieran agarrar a besos de una vez jajajajajaja.

- ¡Liliiiiii!.

- Tú tienes la última palabra, recuerda que no vas con apuros, además alguno de los dos te debe gustar más.

- La verdad es que me siento mal porque yo jamás me imaginé estar en una situación así, tanto que juzgaba yo a los hombres que les gustaba dos muchachas a la vez y no eran maduros para decidir por una.

- Bueno, pero es que tú vas a ver con quién tienes más afinidad, y no sólo eso, con quién puedes hablar de todo sin que pase esto: Te escucha y te critica, te quiera dar sermones de "debes olvidar el pasado", te lo digo por lo de Luis, quien llegue a tu vida debe saber de Luis y que ese recuerdo para ti es sagrado porque es parte de tu historia. Lo peor es que uno de ellos sea criticón, eso mata el amor.  O que tú le cuentes tu vida y venga y te salga con alguna idiotez, cuando eso pasa es lo mejor porque le puedes sacar el cuerpo, lo evades, es un riesgo mostrar tus emociones, tu historia, pero sólo así sabrás con qué clase de hombre estás tratando.

- Tienes mucha razón, de hecho ninguno de los dos sabe que tuve un novio venezolano. Me cuesta mucho hablar de ese tema.

- ¡Claro! y es comprensible.  Bueno a comer para que te arregles bonita.

   Y después de arreglarla, se fue a su cita.  Pasó la tarde y yo me iba a acostar temprano como siempre, cuando a las nueve tocó a mi puerta, la verdad no quería pararme, pero algo me decía que podía ser ella. Abrí la puerta y allí estaba ella con una cara de todo un poema:

- ¿Cómo te fue Abigail?.

- Ni sé qué responder.

- ¿Te fue mal?.

- ¡Ay Lili! ¡Qué enredo lo que siento!, no es justo.  Toma te traje canchitas (Palomitas de maíz)

- ¡Gracias!, justo lo que necesito para escucharte porque si llegaste con esa cara es por algo.

- ¿Por dónde empiezo?.

- Suelta todo, con detalles, ¿cómo se portó?.

- Bello, el hombre es encantador, todo salió bien pero ya afuera cuando me invitó a cenar y estabamos cerca hablando me dijo: "Me muero por besarte".  Y yo le dije que no quería apresurarme, que me gustaría conocerlo bien primero, aunque yo te confieso que si quería besarlo, Lili ese hombre es muy bello, atento, un amor, un ¿cómo es que dices tú?.

- ¿Un papito mi rey?.

- ¡Eso!, un papito mi rey, pero estaba decidida a ir con pausa y poder ver quién en verdad me convenga, porque yo necesito indagar si me dicen la verdad, Lili, en verdad me aguanté las ganas de besarlo, es un hombre... (suspiro) un hombrazo bello, caballero. Bueno nos tomamos fotos, reímos, la verdad fue una salida agradable.

- Es que los gochos son muy caballeros, eso si. Yo tengo familiares gochos. Ajá pero no entiendo entonces por qué te sientes mal.

- Es que no sabes quién estaba abajo esperando en la puerta del edificio.

- ¿Tu mamá?.

- Nooooo. ¡El maracucho!.

Yo casi me atraganto con las cotufas cuando ella dijo eso (palomitas de maíz)

- ¿Quéeeeeee?.

- Si, él sabía donde yo vivo porque cuando fuimos al parque me preguntó mucho de mí, y dónde vivía y llegó acá, me dijo que quería verme, me trajo una rosa. Lili me dijo: "Quería darte una sorpresa, no he podido dejar de pensar en vos, no sé qué me pasa contigo, vos me tenéis hechizado" y bueno Lili me dio la rosa, le dije que era una sorpresa que no me esperaba pero que debía subir a descansar porque mañana hay trabajo por hacer, me dijo que si, que él sabía, me abrazó para despedirse y en eso me dio un beso en la boca, ¡me robó un beso!.

- ¿Quéeeeeeeee? ¡Ja! ¡A nadie le roban un beso!, ¡Tú te dejaste!
(Y yo come que come palomitas de maíz con los ojos pelados)

- Yo quedé en shock, pero le respondí: Mira, yo no quiero ahorita dañar las cosas, yo casi no te conozco, y no quiero ir tan rápido con nadie, estoy algo confundida, me pareces un hombre maravilloso pero sólo hemos salido una vez.  Disculpa tengo mucho en qué pensar, mañana hablamos.

- Mira yo creo que ya debes pensar con cual de los dos te entiendes mejor.

- Ése es el problema, esto se me puso muy difícil.

- Te sugiero que descanses, y mañana hables con el que te guste más y empieces a salir con el que te haya agradado más, y que descartes uno, no sea que los sentimientos de alguien sean lastimados acá.

- Si, tengo mucho que hablar con mi tío Dany, siendo mi familiar me dará su punto de vista como hombre y sé que él me dará un buen consejo, yo no quiero que ellos piensen mal de mí.

domingo, 15 de septiembre de 2019

Y empieza la competencia

   Ya había llegado la noche de ayer sábado 14, estaba cansada pero con la curiosidad de saber cómo le habría ido a Abigail, sonó el teléfono con un mensajito de ella: "Bajen, ya estoy acá".

  Bajé con los niños, y estaba con una enorme sonrisa esperándonos.

- ¡Lili ni te imaginas!.

 Yo llevaba helado para compartir con ella, le dije que me contara pero que sirviera helado para los cuatro, los niños se sentaron a comer y a ver tele mientras que ella me narró su día:

- Llegué al trabajo y ninguno de ellos había llegado aún, me senté a ver un momento unas cosas en la PC y de pronto sentí que alguien llegó por detrás y me colocó sus manos tapando mis ojos. Yo no sabía si decir el nombre del Maracucho o del Gocho.  Dije: Seguro es la persona más maravillosa de Venezuela.

Quitó sus manos y era el Maracucho. Me dijo:

- ¿Cómo estáis mi reina linda?.

- Bien, ¿y tú?.

- Bien, feliz de verte, tenéis que cerrar los ojos porque te tengo una sorpresa.

  Yo arrugo la cara y digo: 

- Ya va Abigail, ¿y no era el Gocho el que te iba a llevar una sorpresa?.

- Si, yo estaba esperando la sorpresa del Gocho pero llegó el Maracucho, ya va, no me interrumpas para contarte todo con detalles, Lili.  Entonces, cerré los ojos y me colocó en las manos una bolsita de papel, estaba caliente aún, la abrí y él me dijo:

- Es comida de mi ciudad, la compré para ti, espero que te guste, se llaman patacones.

  Mientras ella me contaba yo estaba come que come helado con los ojos pelados, ella siguió:

- Le di las gracias y me dijo además:

"A mí me gustaría que como hoy salimos temprano podamos ir un rato al parque y conversemos, no sé si tengáis tiempo".

- Si, está bien.

  Yo me le quedo mirando y le ofrezco helado y digo:

- Mira Abigail, tienes que tomarte las cosas con calma, porque él antes no te había invitado a salir y ni un detallito contigo, como te vio con el gochito allí es que se puso como celoso, recuerda que hay hombres que no reconocen el oro sino cuando lo ven brillar en manos de otro, es como los niños pequeños que tienen un juguete que tienen abandonado y cuando llega otro niño a querer jugar con el juguete allí si se interesan y se lo quiere quitar al otro, no estoy diciendo que eres un juguete pero si que a veces algunos hombres son como niños, recuerda que algunos son un poquitico lentos para accionar, o son tímidos también, no sé, vamos a darle el beneficio de la duda pero no te vayas a derretir por él, ¡me haces el favor!, ¡mira que ya nos tienes comiéndonos a muchos las uñas!.

- ¿Qué dice mi gente?.

- Pues dicen que tomes las cosas con calma y ya armaron sus grupos, el Team Maracucho y el Team Gocho.

- Jajajajajaja pero tú tienes la culpa, Lili.

- ¿Yo tengo la culpa?, ahora Cupido sale con las tablas en la cabeza, nooooooo, yo sólo te dije que no te deprimieras porque el otro salió al cine con la muchacha de Monagas que tú también conocieras a otras personas, o mejor dicho a otros venezolanos.

- Bueno Lili, pero allí no termina todo, se fue el maracucho y al rato llegó el Gocho.

- ¿Qué pasó?, Suelta la sopa de una vez, ¡cuenta ya!.

- ¡Llegó y con el desayuno, Lili!, y yo ya había comido ese patacón.

- ¡Buenos días!, ¿Cómo está la princesa?, le tengo una sorpresa, usted no es la única que sabe dar sorpresas, cierre los ojos.

- Y me trajo arepas, muy diferentes a las que he probado, me dijo que la hizo él, estaba muy deliciosa, ¡Ay Lili!, pero...

- Pero ¿quéeeeeee?.

- Bueno Lili, yo estaba llena, me la comí por la mitad, él pensaría que no me gustó.  Luego me dijo: "Vuelva a cerrar los ojos que le traje algo más". Y cerré mis ojos y colocó en mis manos una cajita. La abrí y era una cadenita con un dije. ¿Sabes de qué era el dije?.

- ¿Un corazón?.

- Si, el corazón de ustedes Lili, el mapa de Venezuela, ya te lo voy a mostrar.

   Y allí estaba yo derretida viendo el dije de mi país, el Gocho se destacó, pensé yo. Ella siguió hablando.

- Bueno, me lo colocó, yo estaba honestamente encantada, me subí el cabello y él muy respetuosamente me lo colocó y dijo:

- ¿Usted se acuerda cuando me mostró el mapa?, allí lo tiene, yo sé que usted nos tiene mucho aprecio.

- Bueno Lili eso me dejó muy pensativa, porque al salir tendría una cita con el Maracucho, pero recordé que me dijiste que a los dos tratara como amigos y me diera una oportunidad de conocerlos, de otra manera no sabré quién tiene verdaderos sentimientos sinceros hacia mí.

- Es lo mejor que puedes hacer, no irte de buenas a primeras, sin idealizar a las personas y mostrando quién eres y cómo tú eres, ¿Qué pasó con el Maracucho?.

- ¡Ay Lili!.

- ¡Dimeeeeeee!.

- Se portó fabuloso, me hizo reír como siempre, caminamos y nos sentamos juntos a comer helado, me dijo:

- Perdona lo poco pero como yo te expliqué a vos, tengo una situación delicada con mi familia.

- ¿Les sacaste información?, porque tienes que saber si están solos, si tienen hijos, tienes que saber todo para que sepas en qué terreno estás entrando no sea que alguno sea casado y la mujer esté en Venezuela, mucho cuidadito con eso, Abigail.

- Si, me dijo que tenía un hijo pero estaba separado de ella, que ella ya tiene esposo y él sigue solo, que le manda dinero a su hijo y me mostró fotos de su familia, de Maracaibo, sentí que era sincero.

- Bueno, eso es importante que se muestren como son.  A veces las personas tienen miedo de mostrar su desnudez emocional porque lamentablemente algunas personas se creen perfectos y luego usan esa información para lastimar, para hacer conjeturas que no son, para juzgar según su propia condición sin preguntar al otro o aclarar sus dudas, si un hombre te desnuda su corazón es un hombre con mucha inteligencia emocional, si un hombre usa lo que sabe de ti para lastimarte o de repente salirte con una patada ese hombre no vale la pena, pero allí te darás cuenta quién si vale la pena, es un riesgo mostrarse tal cual pero allí sabrás si ese hombre realmente es maduro y te aprecia genuinamente.

-  Gracias Lili.  Hay algo que no te he dicho.

- ¿Qué será?.

- Que el Gocho me invitó al cine mañana domingo.

- ¿Quéeeeeeeee?.

sábado, 14 de septiembre de 2019

Maracucho Vs Gocho

 Dos caballeros y una dama, Maracucho vs Gocho

   Ayer estaba esperando a Abigail, ese fue el nombre que le dieron por acá para ocultar la identidad de ella, y fascinada dijo que si le gustaba por la expresión venezolana: "¿Vas a seguir Abigail?", cuando alguien insiste mucho en algo. Así que esa mañana ella hizo la empanada, yo le di el guiso, y aunque se quemó friendo se fue feliz a su trabajo, la saludé en la parada de autobús y el plan sería llevarle esa empanada al Gocho, yo espere a que me escribiera o adelantara algo, pero sólo me mandó un mensaje diciendo:  "¡Te tengo un cuento!, cuando llegue, me vas a tener que ayudar porque ahora no sé qué hacer".

   Cayó la tarde y ella llegó cansada de su trabajo, me dijo que podía bajar para que cocinaramos y contarme lo que había pasado ayer viernes.  Abrió la puerta y me dijo:

- ¡No te imaginas lo que ha sucedido!.

- Escupe todo, quiero saber qué pasó.

- Bueno, te voy a contar todo, Lili.  Llegué temprano al trabajo y yo estaba muy nerviosa porque iba a entregar la empanada y resulta que el Gocho y el Maracucho ya estaban allí, yo llegué y el Gocho vino hacia mí, me saludó con un beso en la mejilla, cosa que antes no hacía.

- ¿Cómo estás princesa?. Me dijo.  

  De reojo noté que el Maracucho veía hacia donde estábamos nosotros. Saqué la empanada y se la entregué al Gocho diciéndole: 

- ¡Que tengas buen provecho!. 

- Ah pero todavía es temprano, vamos a desayunar y acompañamos esto con un café. 

- Bueno, está bien, deja y lo preparo, en la oficina aún queda café. 

- Ninguna oficina, vamos un momento al cafetín que está acá mismo, bueno si usted quiere, claro está. 

- Si, vamos.  

   Él abrió la puerta para salir, me dio paso sosteniendo la puerta y cuando salí el Maracucho se quedó mirando con cara de molestia. Cuando llegamos el Gocho compró café para los dos, colocó los vasos sobre la mesa y acomodó la silla para que yo me sentara.  Es un caballero. Mientras comimos me acordé de todo lo que hablamos y yo había tomado nota de los consejos de ustedes.

- ¿Cuáles consejos?. –  Pregunté yo. 

- Lo del perfume y el mapa para preguntarle de donde es él específicamente.  Y cuando probó la empanada cerró los ojos y dijo que le recordaba a su país. Yo saqué el mapa de Venezuela que imprimí ayer en la noche y él sintió curiosidad.

- ¿De dónde eres específicamente?. –  Pregunté.

   Él tomó el mapa y lo marcó, ¿quieres ver, Lili?.  

- ¡Si! ¡Claro!.  

   Ella sacó el mapa y pude ver que el Gocho encerró al Táchira con un corazón y colocó con su letra: "La Grita". 

- Cuando lo marcó dijo: "Allí está mi corazón, bueno todo el mapa es mi corazón, pero de allí soy yo, de La Grita". No había terminado de hablar cuando el Maracucho entró al cafetín y se sentó en una mesa, ¡nos veía!, yo allí me puse muy nerviosa, el Gocho me dijo: 

- ¿Te pasa algo?, te pusiste pálida. 

- No, no me pasa nada. 

- Gracias por la empanada, está muy buena, pero sabes qué es lo mejor. 

- ¿Qué cosa?. 

- Ver tus ojos de cerca, son bonitos. 

- ¡Gracias!.

   En eso terminamos de desayunar, yo necesitaba ir al baño, me puse mal Lili, los nervios de ver al Maracucho y el Gocho diciéndo esas cosas bonitas yo me sentí nerviosa, él me dijo que me esperaba afuera, lo estaba llamando su mamá desde Venezuela, él agarró la llamada delante de mí y me dijo te espero, yo le dije que iba al baño y bueno al salir ¡a que no sabes qué pasó!. 

- ¡Suelta toda la sopa 'mijita' que ahora la nerviosa soy yo!. 

- Bueno Lili, que cuando salí del baño estaba ahí el Maracucho y me dijo: 

- Necesitamos hablar. 

- ¿De qué?. 

- De tu cambio conmigo, ¿por qué estáis como molesta?.

- No, a mí no me pasa nada. 

- Desde que vos supiste que salí al cine con una amiga cambiaste conmigo. Vos ya no me contestáis mis mensajes. ¿Estáis celosa?.  

   Yo no iba a responder y a seguir pero él me agarró del brazo y me dijo: 

- Yo no la invité, ella me pidió que la acompañara. Y no somos nada. 

- No te preocupes, yo no te he reclamado nada, nosotros no somos nada, somos amigos. 

   Y me abrazó.  Yo casi me hago mantequilla como dices tú, Lili. Pero afuera estaba el Gocho esperando y le dije: 

- No te preocupes ¿ya?.  

Y bueno el Gocho fue muy lindo me dijo: 

- Mañana sábado le tengo a usted una pequeña sorpresa. 

   Pero me vine muy pensativa porque luego el Maracucho me escribió esto, lee, mi Lili.

Agarré el celular y el mensaje decía: 

    "Me gustaría salir contigo, pero tengo a mi hermana enferma y me queda muy poco dinero, pero me gustaría que pudiéramos salir al parque y aunque sea brindarte algo, conocerte más."  

 Entonces eso fue lo que pasó hoy. Ahora no sé qué hacer, Lili. 

- Nada, los dos son tus amigos, trata de ver a quién quieres tú y quién verdaderamente te quiere a ti, la mejor manera es mostrándote con los defectos que tengas, porque generalmente los hombres nos idealizan y bueno nosotras también a ellos, pero hay que ver también los aspectos negativos de las personas, todos tenemos cosas en las que debemos mejorar y debilidades en las que tenemos que trabajar. Así que habla con los dos y siempre con respeto y sinceridad. 

- Ahora muero por saber cuál es la sorpresa que me dará mañana el Gocho. 

- ¡Yo también!, mañana en la noche me cuentas. 

- Oye gracias por mandarme todo lo que la gente te dijo, me reí mucho, ¿sabes? me recordaron a Luis, él era muy bromista, y siempre cuando yo insistía en algo me decía: "¿Vas a seguir Abigail?", por eso me gustó mucho el apodo que me dieron. 

- De nada, ya eres nuestra, parte de nosotros, así somos. 

- Yo sé, le conté a mi tío Dany y dijo que te iba a buscar para leerte. 

   Y eso fue ayer viernes que me contó esto y les confieso que tengo mucha curiosidad en que le habrá pasado hoy y qué sorpresa sería esa la que le tenía el Gocho.  Ya veremos qué pasa. 

   ¿Ustedes qué piensan ahora?, yo creo que hay que darle el beneficio de la duda al Maracucho, no la había invitado a salir no por pichirre sino por la situación familiar que tiene, bueno no sé, habrá que ver quién en verdad está interesado en ella de corazón.


 Lili

viernes, 13 de septiembre de 2019

Segunda clase de comida venezolana

Segunda clase de comida venezolana

   Llegó a la segunda clase, haríamos arepas, lo más sencillo, ella también quería aprender a cocinar una buena carne aliñadita, sin embargo, cuando abrió la puerta y nos hizo pasar, noté su tristeza.


   La saludé con beso en la mejilla y la abracé, le pregunté:

- ¿Qué sucede?, ¿por qué tienes el ánimo tan apagadito?.

- Es que...ya no me importa el maracucho.

- ¿Qué pasó?.

- Hoy estaba hablando con él en el almuerzo, siempre nos sentamos juntos a hablar, y la muchacha que es de Monagas vino a la mesa y se sentó con nosotros, le dijo: "Gracias por acompañarme al cine, estuvo genial la película y más tu compañía".  Yo no sabía que estaba ya saliendo con ella.

- ¡Stop!, ella dijo: "Gracias por acompañarme al cine", no dijo: "Gracias por invitarme al cine", entonces ella lo invitó a él probablemente, y ustedes no son novios, él puede conocer y salir con otras muchachas, y si ella lo invitó y entre ellos hay corazón, mejor, a veces es bueno que te quiten del camino lo que no será para ti, porque lo que es para uno llega tarde o temprano, ¿tú nunca oraste un Padre nuestro?.

- Si, ¿qué tiene que ver eso?.

- Que el Padre nuestro dice: "Líbranos de todo mal", tú no sabes si más bien te está librando de algo y tú por empeñarte en eso no resulta ser lo que sea mejor para ti. A mí una vez me gustaba mucho alguien que me parecía un "Papito mi rey".

-  Jajajajaja ¿papito mi rey?.

- Si, estaba lindo.

- ¿Y qué pasó?.

- Me di cuenta que era un patán, que lanzaba puntas hecho el loco para lastimar, que hacia conjeturas basado en su propia vida juzgando a los demás, que usaba lo que yo le decía en confianza para luego lastimarme, afortunadamente cuando él se alejó, me dio tiempo de meditar en el tipo de persona que era, y cuando regresó, le dije: "Disculpa, estoy enfocada en otras cosas", y quedó sólo en una amistad, no hubo nada aunque me llegó a gustar mucho. A lo que voy es que debes darte tiempo para conocer a las personas, así como él sale con otras, ¿por qué no sales y compartes con otros muchachos en plan de amistad?.

- Creo que ella fue más lista al invitarlo al cine.

- ¡Ay no niña!, ¿cuándo has visto tú a un óvulo correr detrás de los espermatozoides?, déjala quieta, tú no mendigues afecto, en mi tierra dicen: "El hombre que quiere besar, busca la boca", es el hombre el que corteja, así que más bien hiciste mucho siendo amable y llevándole la comida.

- ¡Tienes razón!.  Simplemente me sentí como que sobraba y me levanté de la mesa, él se me quedó mirando, pero yo le puse mala cara.

- ¿Te picaste? ¡Ay celosa la niña!.

- Si, un poquito.

- No importa, allí trabajan dos venezolanos más, muéstrame una foto para verlos.

- Mira, este de acá es el caraqueño y este otro es el gocho.

- ¡El gocho está lindo!, harían bonita pareja, el caraqueño no es feo pero se ve como que muy serio.

- Si, es muy serio, el gocho es tímido.

- Bueno, ¿tienes al gocho en tu whatsApp?.

- Si. ¿Por qué?.

- Manda un mensaje saludando.

- ¡No Lili!.

- Un saludo nada más.

- Soy tímida.

- Yo también, pero como no es conmigo la cosa yo te ayudo, dame el celular.

Y me dio el celular pero con miedo y yo:

- ¡Hola!, ¿Cómo has estado?.

El gochito vio el mensaje y estuvo como pensando qué responder y contestó:

- ¡Hola linda!. Bien, ¿ese milagro que usted me escribe?.

Mi amiga en eso dice:

- ¿Respondió?.

- Si, un "hola" de lo más seco, no te me vayas a entusiasmar. 

Yo sigo con el celular:

- Bueno, me acordé de la gente que me cae muy bien de la empresa y quería saludar.

Y él:

- ¡No tienes idea de cuánto me alegró tu mensaje!.

Mi amiga mientras tanto estaba mirándome, pero yo normal, sin mostrar ninguna emoción, le dije:

- Que está ocupado, pero todo bien.

- Entonces no lo molestemos más. (Dijo ella)

- Ya va, deja que me despida, en un último mensaje.

Yo con celular seguí escribiendo a ver qué más decía el gochito:

- ¿Sabes qué me gusta que es de tu tierra?.

- No, dime, ¿qué será?.

- Pizca andina.

- ¿En serio?.

- ¡Claro!, también aprendí a hacer empanadas.

- Si, me di cuenta que llevas e invitas al maracucho. A mí nunca me has invitado una.

- Ah si, porque él es pana, pero no sabía si te gustaban, mañana te llevo una, debo dejarte porque justamente voy a cocinar para mañana unas cosas.  Hasta mañana.

- Hasta mañana, princesa.

Mi amiga seguía mirando con curiosidad y pregunta:

- ¿Ya?, ¿Qué dijo?.

- ¡Que le caes muy mal!.

   Yo aguantaba la risa mientras le daba el celular y ella empezó a leer la conversación. Casi que se derrite con la manera de ser el gochito.

- ¡Qué bello es!, ¿viste cómo me dijo?

Y yo le dije:

- Ya ves, quizás no vas a vivir en Maracaibo sino en los Andes venezolanos, y si no funciona será en Caracas jajajajajajajajaja. Ahora manos a la obra y a cocinar.

Cocinamos y mientras que cocinábamos ella me contaba cosas y yo le conté varios cuentos del día y de mi vida.  Pero eso ya será para otro capítulo de esta historia de la vida real.

Continuará...

Lili.
 

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