viernes, 1 de enero de 2021

Los ladrillos de Daniel

 



Los ladrillos de Daniel


   Hace mucho tiempo, en un pueblo de los Andes, había una familia que tenía tres hijos, el mayor Darío, el segundo Damián, y el tercero, Daniel.  Los tres niños tenían sueños, Darío soñaba con poder ser constructor de puentes, Damián soñaba con construir edificios, y Daniel soñaba con hacer casitas, esto no era más que la motivación de ver a su padre trabajar como albañil, quien con mucho esfuerzo sólo pudo pagarle estudios a Darío, enviándolo a la capital del país.  Damián y Darío tendrían que conformarse con terminar a duras penas la secundaria y trabajar desde muy temprana edad con él para apoyarle ya que cada vez estaba menos fuerte para desempeñar algunos trabajos.

   Darío logró su sueño de convertirse en un buen ingeniero, construyó algunas cosas de mucha importancia para la capital, mientras que Damián lamentablemente enfermó y murió, trayendo un enorme pena y dolor a sus padres, y el pequeño Daniel era un albañil, pero no cualquier albañil, Daniel destinaba un 30% de sus ganancias a llevar ladrillos y cemento para arreglar algunas casitas de las personas del pueblo, esto lo hacía en silencio con sus propios ingresos cada mes. 

   Un día su hermano Darío visitó a sus ancianos padres, para dejarles un cheque, Daniel le pidió ayuda para un proyecto en el pueblito, a lo que su hermano dijo:  "A mí me pagan por mi tiempo, mi tiempo vale oro".  Daniel suspiró y viendo a su hermano dar media vuelta le dijo: ¡Buen viaje!

   Daniel, sentía que ese sueño no podría realizarlo solo, pero en un sueño Dios le habló y le prometió apoyarlo.  Así fue, tres personas del pueblo creyeron en su sueño y en ese pequeño proyecto para restaurar algunas casitas de gente muy pobre y embellecer el parque del pequeño pueblo.  Llevó cada ladrillo, uno a uno los había reunido con mucho esfuerzo y dinero de su bolsillo. Tal vez su nombre no salió en los periódicos, quizás no está en el parque que él restauró para los niños, tampoco quedó escrito en las casas de aquellos ancianos, no hubo filmación alguna para resaltar lo que hizo, pero estoy segura que en el libro de los hechos cada obra (buena o mala) estará ante los ojos del Creador y sonreirá con todo lo que un humilde albañil pudo hacer.

   Y colorín colorado, esta historia ha acabado.


Liliana Lizcano.









0 comentarios:

Publicar un comentario

 

Leamos un cuento Template by Ipietoon Cute Blog Design