domingo, 2 de agosto de 2020

Una historia de amor secreto. Segunda Parte.



   Llegué a la casita de Doña Panchita, allí estaba esperándome, con un tamal y un café.

- Siéntese por acá.
Dijo sonriendo y limpiando con un trapo la mesa.

   Don Pancho estaba sentado en su silla acariciando a su gato y tomando café.  Doña Panchita, me sirvió y se sentó frente a mí, ella cortaba algunos ingredientes para su comida del mediodía y continuó con la historia de su tía Leticia:

-  Como le estaba contando ayer, mi tía Leticia empezó a citarse con aquel gringo en la playa, nadie sabía que el esposo de mi tía Leticia era homosexual, pero ella había llegado a un acuerdo de guardar silencio y las apariencias con la condición que no fuera a tocarla más, que tampoco le prohibiera salir, en pocas palabras, el esposo no tuvo más que acceder a todo lo que mi tía le pidió, nadie sabía nada, sólo yo y afortunadamente yo era muy callada, no era una niña chismosa, ahora es que vengo a abrir la boca porque supe que usted escribe, y sería bonito que esta historia no vaya a morir conmigo.

   Bueno Miss Lili, en las tardes cuando el "amigo" o mejor dicho, el amante del esposo de mi tía Leticia llegaba, ella les preparaba café y se iba, se fijaba que nadie estuviera mirando o cerca de la casa, y salía conmigo a la playa, muchas fueron las veces que se vio con el gringo, él empezó a llevar a la playa un libro, le fue enseñando a mi tía su idioma, y no sólo eso, le hablaba de los tesoros que habían en nuestras tierras, el señor era de esos investigadores que venían de afuera, bueno, un día él nos llevó a una casa muy cerca de allí, había más gente gringa, le dieron la bienvenida a mi tía y a mí, estaban celebrando algo, yo no sé qué sería, pero comimos mucho.  

   Cuando él nos acompañó para despedirnos, ella lloró y él besó su frente, tomó sus manos y le dijo algo que yo no entendí, se abrazaron largo rato, él me sonrió y me pidió que cerrara los ojos, al abrirlos tenía frente a mí una muñeca muy bonita, yo me fui feliz, pero mi tía se fue llorando.  No entendía que pasaba.  Lo entendí al día siguiente cuando no fuimos a la playa y me dijo:  "Peter tuvo que regresar a su país".

   Pasaron muchos días y llegó una carta, supe que era del gringo porque mi tía sonreía cuando la leía, yo sólo le había visto esa sonrisa de enamorada el día de su boda y luego con el gringo, a veces señorita Lili, nos decepcionamos en el amor, pensamos que seremos felices con alguien y mire lo que le pasó a mi tía con su esposo, pero luego conoció el amor, de la manera menos imaginada.  Mi tía guardó silencio respecto a los amoríos de su esposo con aquel hombre que iba a verlo siempre, la gente no sospechaba, mi tía no lo juzgó, entendió que él vivía lleno de odio  por la tragedia que vivió en su niñez, mi tía lo ayudó a sanar, se convirtió más bien en su mejor amiga, lo perdonó, pero en ese tiempo decir que eres homosexual era algo muy grave, la familia de él le preguntaban que cuando iba a tener hijos, pero él no tocaba a Leticia.  Un día ellos tuvieron una larga conversación en el patio, los dos lloraron mucho, él la abrazó y ella lo besaba feliz, yo no entendía, bueno lo que sucedía era que él le había dado permiso a mi tía Leticia para que el gringo viniera y se quedara unos días en esa casa, así fue.

   El gringo llegó con regalos para él, para ella y para mí, al parecer este secreto era de cinco personas, Leticia y el gringo, Carlos, el esposo de mi tía Leti, el amante de mi tío Carlos, llamado Andrés y yo una niña que estaba comprendiendo el mundo complicado de los adultos. Ese mediodía nos sentamos todos a la mesa, el gringo y mi tía estaban felices, y mi tío Carlos sonreía con su amante, Andrés, yo comía, no decía nada a mis padres porque mi tía Leticia era buena conmigo, quería que fuera feliz.

   Pasaron los días, y el gringo tuvo que regresar a su país, con la promesa de volver.

    Pasaron muchos días y mis tíos estaban hablando muy preocupados:

- ¿Leticia qué haremos ahora?

- Debemos avisarle de inmediato a Peter.

   Mi tía Leticia, estaba embarazada, mi tío Carlos estaba muy preocupado porque el bebé podría salir como el gringo, allí todos sabrían que no sería de él, tenía miedo.  Las mentiras tienen pies muy cortos, pero es que ellos no le estaban mintiendo a nadie, ellos estaban viviendo sus vidas sin meterse en la de los demás, pero Carlos no podía revelar su secreto.  Mi tía Leticia le dijo:

- No te preocupes, Carlos.  Esto lo resolveremos.

   Pasaron los días y el gringo llegó por Leticia, tenía influencia porque preparó todo y se los llevó a los Estados Unidos.  Con el tiempo mi tío Carlos vino a visitar Perú, pasó por la casa, diciendo que mi tía y él no habían tenido hijos porque él es estéril, mentira, yo sabía la verdad, le piqué el ojo a mi tío, mi tía me enviaba cartas y dinero a mí de vez en cuando, gracias a ella, tengo esta casita que ve usted, ella tuvo 3 hijos con el gringo.  Y ¿qué pasó con mi tío Carlos? se estará preguntando usted, pues en una de esas visitas se llevó a Andrés con él.  Ambos trabajaron para Don Peter.  Esta historia tuvo final feliz, pero ¿cuántas personas homosexuales se casan para mantener una apariencia fingiendo ser heterosexuales?, eso causa desdicha en el heterosexual que se casa sin saber, así como le pasó a mi tía Leticia, Afortunadamente ellos pudieron hablar de ese tema tan delicado, en aquel tiempo esos temas eran muy complicados, ella podía haber gritado a los cuatro vientos el engaño de Carlos, pero sabía que si lo hacía, la familia de él lo rechazaría, además Carlos había pensado muchas veces en suicidarse.  Mi tía Leticia merecía ser feliz, por eso yo guardé muy bien el secreto.  Ya ve Miss Lili, la historia tuvo un final feliz, ya ellos murieron, ahora le queda a usted contar esta historia para que no muera conmigo.

Fin.

Liliana Lizcano.

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