sábado, 30 de mayo de 2020

La joven de la Feria de la comida.


   Aquel viernes los muchachos se fueron a la Feria de la Comida en un centro comercial de Valencia llamado Metrópolis, iba un chico al que le llamaban "Tripa Seca", una amiga apodada "Pecas", Ricardo, María, Marcos, Arturo y Santiago.  Todos estaban hablando en el camino qué iban a comer.



- Yo quisiera pizza.
Dijo Tripa Seca.



- Yo me comeré una ensalada.
Dijo Ricardo.



  María dijo sonriente:



- Yo voy por una hamburguesa que chorree toda la grasa del mundo.



-Me anoto.
Añadió Arturo.  


- ¡Yo también!
Dijo el Tripa Seca.



Marcos y Santiago pensaron en comer comida árabe. En eso notaron que Pecas ya no estaba con ellos, ya había llegado al piso de la feria de la comida y llevaba rato probando en cada una de las tiendas de comida las muestras gratis jajajajaja.


- ¡Qué raro tú, Pequitas! ¿Qué vas a comer?. 

Preguntó Marcos. 

- No sé, algo ligerito.  (Contestó con una sonrisa) Creo que comida árabe estará bien, pero vamos y probemos las muestras, yo los acompaño y así repito jajajajaja. 

  Y así los chicos se fueron a probar las muestras y a ver en cada uno de los puestos cómo lucía la comida para ordenar.  Pasaron por el puesto de la comida árabe y había una muchacha que sostenía una bandeja con muestras gratis, todos agarraron una, Santiago agarró su muestra con cierta timidez, Tripa Seca le dijo a Santiago:

- Agarra sin miedo. 

   La muchacha sonreía, y Santiago correspondía la sonrisa con nerviosismo.  Aquel día fue un día normal de compañerismo, pero en la mente de Santiago había quedado una especie de inquietud en su ser, algo que él no se explicaba, miraba mucho a la muchacha de la bandeja, él creía que algunos no nos dimos cuenta, pero durante la comida sus ojos se iban al puesto de la comida árabe.  Tripas Secas que era tan imprudente y que no dudaba en hacer avergonzar a cualquiera con sus ocurrencias, le dijo: 

-Anda y le dices que eres descendiente árabe y que quieres comer Shawarma con ella. 

Dijo picándole el ojo. 


María dijo con la boca llena de hamburguesa: 

- O dile que tienes el mejor falafel jajajajaja 


Arturo agregó: 

- Y que le quieres probar el Cucús que ella cocina. 


- ¡Salir con ustedes es pasar pena! 

Exclamó Ricardo serio. 

- A mí no me metan en ese saco que yo estoy comiendo callada. Dijo Pecas. 

Santiago callaba. 

   Todos los viernes se iban a dar una vuelta allí y Santiago se desprendía para subir a ese piso y pedir una muestra en la tienda de comida árabe, sólo para ver a la joven. Uno de esos viernes que regresó con dos muestras en la mano, le dio una a Pecas y otra a Ricardo, quiénes con gusto las aceptaron y se la llevaron a la boca.  Ricardo después de comerla me miró con esa mirada que ya conocía, esa mirada que dice tanto y a la vez con la que guarda tantas cosas, con la que siempre me decía: "Acabo de ver algo", y es que ya desde niño Ricardo fue desarrollando un don, luego que estuviera a punto de morir siendo chico, se volvió sensible y un joven muy preocupado por leer de todo sobre la muerte, desde cosas científicas, religión, filosofía, etc. Él le llamaba visiones y sueños a algunas cosas que veía, algunos llegaron a llamarle Mediúm, cosa que siempre le ha disgustado, mentalista tampoco, profeta, tampoco, él dice que todos los seres humanos podemos percibir del mundo mucho más, que si existe un mundo microscópico que no podemos ver sino con un microscopio, lo mismo pasa con el mundo espiritual que existe pero sólo podemos percibirlo con los ojos del alma o del yo cuántico.  Bueno, Ricardo terminó de comer la muestra y le dijo a Santiago: 

- ¿Por qué tan interesado en la muchacha?.  

Santiago sintió vergüenza y pensó que Ricardo se refería a Pecas y le contestó:
- ¡No!, Pequitas es mi pana, le traje la muestra por compartir. 

- Yo me refiero a la muchacha de las muestras, siempre vas allá y no es porque te guste la comida árabe, a ti no te gusta la comida árabe, vas y pides estas muestras para verla. 

   Algo nervioso sonrió al escuchar a Ricardo decir eso y quiso desviar la conversación hacia otro tema, pero Ricardo le dijo:
- Cuando quieras hablar sobre Ana, me dices. (Dijo Ricardo mientras siguió caminando hacia el puesto de McDonald a comprar un helado que siempre solía comprar allí) 

- Oye Ricardo, ¿Cómo supiste el nombre de ella? (Preguntó Santiago)

   Ricardo no contestó.  Santiago miró a Pecas y ella encogió los hombros haciéndose la desentendida de la conversación y que no sabía nada, pero Tripas Secas le dijo a Santiago: 

- ¿En serio no sabes que Ricardo es medio brujito? siempre la pega en muchas cosas que dice, y la Pecas también es medio bruja pero con la comida jajajajajaja Ricardo seguía serio en su cola y Pecas sonreía comiendo maní.  

- No, cuéntame más, Tripa. 

   Le dijo suplicante Santiago, curioso del tema.  Ese bicho ahí donde tú lo ves con cara de Snoope, sabe más que un pescado frito, el bicho lo convidé una vez a un velorio y eso lo que me dio fue miedo ¿oyó?, pa´mí que es adivino, o profeta, o una cosa de esas.  La otra vez se perdió mi perrita, y mi perrita lo quiere mucho a él, Ricardo se puso a llorar, tocando mi puerta y me dijo: "¿Dónde está la perrita?", el bicho lloraba como un carajito, y yo con la mamadera de gallo le dije: "¿Qué pasó marico?, la perra está en el patio", y el bicho: "¡No está en el patio!", yo fui al patio y ajá, la perra no estaba, se había salido, Ricardo me dijo: rápido, trae su correa, no hay que perder el tiempo, agarró la correa de mi perra y empezamos a buscar a la perra, Ricardo la buscaba más angustiado que yo que siendo el dueño me pareció todo tan extraño, hasta que el bicho se fue como un loco corriendo y yo me fui detrás de él, bueno, la perra estaba a varias cuadras atropellada y Ricardo la encontró. Si no hubiese sido por Ricardo la perra queda atropellada y muerta allí, me dio la correa de la perra y me dijo: "A ver si tienes más cuidado con la pobre criatura que está a tu resguardo". Desde entonces lo respeto mucho, pero sólo Pecas sabe cosas de él que ignoro y prefiero no preguntar, eso a mí me asusta un poco.   


  Santiago quedó con la curiosidad y habló con Pecas: 
- Oye, ¿ese Ricardo es un mediúm o profeta?. 

- No lo sé. 
Respondió Pequitas, tratando de evadir el tema. El silencio reinó pero luego Santiago se atrevió a hablar con Ricardo: 


- Oye, la muchacha, Ana, hay algo que me atrae de ella. 

- ¡Claro! 

   Respondió Ricardo mientras comía su segundo helado. El grupo se dividió en diferentes direcciones por el centro comercial viendo tiendas, pero Ricardo, Pecas y Santiago se quedaron sentados en una especie de jardinera, conversando, Ricardo hizo una pausa y siguió diciendo: 


- ¡Claro que te atrae! pero no porque te guste como mujer, la atracción es de otro tipo. 

- ¿Cómo lo sabes?. 

- Mira, sólo puedo explicarte que ambos tienen la misma energía, es algo que no entenderías, es una energía muy cercana la de ustedes, me atrevería a decir que Ana es tu familia, así que ten cuidado y te enamoras de alguien que no debas. Sientes que hay algo que no puedes descifrar, algo que te lleva a ella, algo que te hace querer conocerla, ¿no?. 

- Si, si me siento así. 

- Pues trata de conocerla, pero en plan de amistad, indaga y hallarás tus respuestas.  

   Bueno, allí quedó esa historia, pero sin que supiéramos se siguió tejiendo entre Santiago y Ana una historia de amistad, intercambiaron números, se hablaban mucho, ella incluso se sintió atraída por Santiago. Y aunque era muy linda, Santiago tuvo presente las palabras de Ricardo y la historia que Tripa Seca le contó y no inició ningún romance con ella, sólo amistad, trató de indagar sobre su familia, no descubrió nada extraño, no había ninguna conexión.  

   Hasta que en un mes de diciembre Santiago la invitó a su casa a una reunión de cumpleaños de su hermana, el padre de Santiago al ver a la muchacha no le quitaba la mirada, Santiago se sintió molesto, porque no le gustaba cómo el papá miraba a la joven, y como era muy franco con su papá le manifestó que no estaba bien que mirara así a la muchacha, a lo que él le respondió: 

- Disculpa hijo, es que cuando yo estaba joven me enamoré de una muchacha exactamente igual a esa niña, una mujer que para mí fue mi primer amor, mi primer todo, no estoy morboseando a la muchacha, sólo que me acordé de ese amor, pero no le digas a tu mamá sobre esto, ya sabes que es muy celosa.  A Santiago le retumbó eso, se acordó lo que le dijo Ricardo y le preguntó al papá:

- Apá, ¿usted llegó a conocer al la señora Fulana De Tal? 

   Aquel hombre peló esos ojotes y le dijo:
- ¡Si!  


- Pues esa es la mamá de Ana. 

- Con razón se me pareció tanto. 

- ¿Ella no es nada tuyo? 

- No hijo, ella se casó y nunca supe de ella más nunca, yo jamás le faltaría a su mamá. 

   Para resumir la historia porque deben estar inquietos, si, Ana y Santiago eran medios hermanos, Santiago habló con Ana y entre ambos fueron armando todo el rompe cabezas, sus familias quedaron sin saber nada, sólo ellos y su grupo de amigos (Ricardo, Pecas, Tripa Secas) sabe el asunto y ahora ustedes que leen esto, los nombres de ellos dos fueron cambiados para realizar esta historia.  Hay secretos que no deberían ocultarse, hay familias que no deberían ser separadas, hay hermanos que deberían saber que existen y que se podrían apoyar el uno en el otro, pero a veces las personas por miedo, vergüenza y orgullo ocultan cosas importantes.  En la actualidad Santiago y Ana están separados por la distancia, pero muy unidos como hermanos, se apoyan el uno al otro, como deben ser los hermanos, aunque sus familias nunca sabrán lo que sucedió. 

Fin.

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