sábado, 30 de diciembre de 2017

¿Puede su hijo descifrar mensajes sin palabras?


Cuando hables, procura que tus palabras
sean mejores que el silencio. 
Proverbio indio

¿Puede su hijo descifrar mensajes sin palabras?

   La manera de mirar, de sentarnos, de mover las manos al hablar, de sentir; lo que decimos o lo que callamos, todo lo que hacemos comunica un mensaje. Los estudios revelan que 7%  de la comunicación personal es verbal. Del resto, 43% es tono de voz y el resto un 50%  es comunicación no verbal, como por ejemplo nuestro lenguaje corporal.  Así que esto es muy importante de tomar en cuenta para que nuestros niños aprendan a interpretar los mensajes sin palabras que le son enviados.

   Los niños más pequeñitos tienen una habilidad natural para detectar los sentimientos de sus padres, pero tienden a tomar las palabras literalmente.  Además pueden confundirse cuando el lenguaje corporal de una persona  su tono de voz están expresando algo diferente a lo que está diciendo.

   Una vez, me quedé muy pensativa y preocupada en silencio, mi hijo al verme así me dijo: “Mamá, ¿por qué estás así?, ¿estás triste?”, y tuve que tomar tiempo para explicarle algunos sentimientos que él desconoce en este mundo de los adultos, lo tuve que hacer tomando ejemplos de su cotidianidad para que lo pudiera comprender a su nivel de experiencia.

   Muchos expertos concuerdan que antes de los 10 años los niños no pueden pensar de forma abstracta.  Cuando ocurre un accidente por ejemplo, a menudo necesitan que se les asegure que ellos no son “malos” por haber derramado la leche o haber roto un adorno caro. La ira como respuesta inmediata de los padres o familiares ante estas situaciones pueden ser devastadoras para un niño o niña.

   Son estas manifestaciones de ira uno de los mensajes más comunes sin palabras más comunes, frecuentemente lo negamos con nuestras palabras pero lo confirmamos con nuestra actitud física o reacciones no verbales.  El reconocer los verdaderos sentimientos sirve para verificar lo que el niño “capto” de manera no verbal, y alivia gran pare de su temor.

   Hace años una niña vio a su madre llorar y ésta estaba tan angustiada, desesperada pues estaba a punto de perder su vivienda porque habían aumentado los intereses del banco para pagar la hipoteca, temía tanto quedar en la calle sin poder brindarle a su hija un techo, la niña al verla llorar quiso abrazar a su madre, pero ésta la alejó con su mano y le dijo en angustia: “Déjame, ¿no ves que no sé qué hacer? Que lo que me provoca es tirarme por el balcón y morirme porque no tengo con que pagar la casa”, la niña sintió el rechazo, se fue a su escuela, con 6 años pensó en su pequeña cabecita:  “…quizás si muero yo, y ella no tiene que tener gastos en mí, ella pueda pagar la casa y no tenga que matarse ella, mejor muero yo, total, dicen que en el cielo Dios ama a los niños”, y la niña intento suicidarse al pasar la calle. Este hecho le marcó la vida a esta niña, y lo digo de primera mano porque esa niña fui yo, evidentemente ya de adulta comprendo las palabras de mi madre pero siendo una niña entendía todo de otra manera, entonces como adultos debemos entender que nuestros niños no comprenderán algunos conceptos que nosotros tenemos como adultos, no entienden ironías, ni tampoco verdades a medias, por eso como padre tenga sumo cuidado con sus palabras o gestos cuando esté desesperado.

   Muchas veces los padres usan estos mensajes sin palabras para manipular a los niños.  Le damos esa mirada de “dolor” cuando el niño hace algo que no nos gusta.  No es hasta después de mucho tiempo en su vida que el niño reconoce este comportamiento como la fuente de sentimientos reprimidos de ira y culpabilidad.  Cuando nos encontremos en una situación así debemos de inmediato reconocer nuestro error y pedirle perdón, pedir perdón no es síntoma o muestra de debilidad sino de grandeza y nobleza de un padre.

   Algunas orientaciones específicas para tomar en cuenta:

1)    Posiblemente una de las facetas de la comunicación más importante sea el toque.  Los niños necesitan de los abrazos, de los besos y otras expresiones de afecto, especialmente si se ha sometido a una disciplina.  Aun y cuando sus palabras sean firmes y reprensivas, su toque debe dar seguridad a su hijo del amor detrás de la disciplina. 


2)    Tome nota de su tono de voz y las expresiones de su cara cuando hable con su hijo.  Pregúntese lo que estos mensajes le dicen y si son consecuentes con sus palabras.


3)    Crispar los dedos, torcerse los cabellos, darse golpesitos en la cara, jalarse las prendas, mirar alrededor con nerviosismo son expresiones no verbales que debe tomar en cuenta en su hijo y hablar sobre éstas.


4)    Ayude a su hijo a interpretar el silencio, explíquele que éste puede significar un sinnúmero de sentimientos y emociones, que por ejemplo si usted tiene una preocupación que le ha mantenido en silencio esto no significa que usted esté enojado con él, y que a veces las personas callan para meditar en las decisiones que se deben tomar en circunstancias difíciles.


5)    Haga un juego para mostrar a su hijo los mensajes sin palabras o escondidos en los mensajes publicitarios que aparecen en la televisión, periódicos o revistas.


6)    Aplique las habilidades de escuchar en su familia, reconozcan sus propios sentimientos como padres en situaciones de “silencio” interior, aún y cuando éstos no sean los sentimientos más positivos del momento debe ser sincero, le ayudará a su hijo a expresar lo que siente sin violencia y con la verdad por delante porque lo ha aprendido de usted.


7)    No obligue a su hijo sentir lo que no está pensando, porque esto causara inconsistencia en la comunicación con su hijo.


8)    Cuando su hijo reconozca en usted uno de estos mensajes sin palabras en usted, reconózcalo. La honestidad es mejor y menos alarmante que un mensaje sin palabras contradictorio.  Una vez un joven le dijo a su madre “¿Mamá por qué me pelas los ojos?” su madre tenía una doble moral, decía creer en Dios y cuando le pidieron al joven que fuera a una actividad cristiana la madre e hizo señas con los ojos, los agrandó, como decimos en Venezuela “le peló los ojos” y el muchacho la dejó mal parada, luego se supo que esta mujer que tanto pronunciaba a Dios para todo “Diosito me ayuda”, “Yo le pido siempre a Diosito” no era todo lo que decía ser, su hijo mismo expresó: “Yo quisiera que mi madre dejará de consultar a hechiceros y hacer esas cosas que no están bien”, entonces inculcamos un mensaje de “religión” pero si nuestras vidas como padres están muy lejos del corazón de Dios y hacemos todo lo contrario a lo que profesamos somos hipócritas y estamos enseñando  los niños a también ser unos hipócritas fracasados en sus sistema de valores.


   La comunicación franca puede ser la clave del éxito de su hogar, a veces hay emociones difíciles de expresar por muchos motivos, la mayoría de las veces es porque tememos a hacer sentir mal a la persona que amamos, pero he aprendido que aunque una verdad pueda herirnos y lastimarnos en gran manera es mejor que una mentira, ninguna relación puede fundamentarse en la mentira y menos una familia, si usted oculta sus emociones y no ayuda a sus hijos a ser honestos consigo mismos y con las personas a su alrededor los llevará a una vida falsa, vacía, provocando en sí mismos y en otros sentimientos contradictorios y abrumantes de lo que realmente les puede hacer felices, he allí el problema grave de nuestra sociedad, adultos totalmente ANALFABETOS emocionales sin ser capaces de asumir sus emociones y expresarlas de manera correcta y sincera, enseñando a los niños el camino equivocado para fundar familias sanas, Dios nos de sabiduría y nos ayude como madres y padres a enrumbarnos en la tarea maravillosa de ser padres sin una “doble moral” cuando nos comuniquemos con nuestros hijos. 


Liliana A. Lizcano.

Dios nos perdona las palabras que se nos escapan
de la boca sin deber y las que por cobardía nos tragamos. 
Carmen Martín Gaite

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