domingo, 6 de octubre de 2019

Decir no

   Decir no es algo que a veces le cuesta mucho a las personas que tenemos la tendencia a ser serviciales con los demás, hoy cuando leía a Lucy, en sus escritos, hablaba de alguien que trataba de ayudar a la gente y muchos abusaban de su don de servicio, porque eso es un don, sin embargo, muchos no la valoraban, sólo tenían su amistad por interés, eso me recordó mucho a mi amiga Abigail, últimamente estuve hablando este tema con ella.  Decir no, es algo que le ha costado mucho, y la entiendo porque yo misma era así, me preocupo por los demás siempre, y ella ha desarrollado esa tendencia, pero llega a un punto que se agota y gente abusa de eso.  Así que le dije ayer sábado:

- Te atreverías a decirme no, en un ejercicio, debes decir no, a todo no.

- Eso es fácil.

- Bueno es un reto, debes decir no, te voy a colocar retos y tú tendrás que hacerlos y vas a tener que decir no y punto.

   A ella le pareció genial, se reía como niñita, y me dijo:

- Parece que no será difícil.

   Fuimos al mercado, es grande y allí venden comida, ropa, de todo lo que buscas.  Y le dije:

- Primer reto, vamos a entrar a una tienda y vamos a pedir que nos muestren 5 vestidos, te los vas a probar, y luego que te los pruebes, vas a decir que no llevarás ninguno.

  Ella de inmediato dijo:

- Lili, yo no puedo hacer eso, nooooo, la que atiende va a perder su tiempo en mí, no, eso no.

- Ese es su trabajo, servir al cliente, y allí está el detalle, no estás acostumbrada a que otros te sirvan, que otros te atiendan, que te escuchen, siempre eres tú la que sirves a las demás personas.

   Ella se me quedó mirando como si los ojitos fueran a empezar a emguaraparse para llorar. 

- ¡Vamos! ¡Tú puedes!.

   Entramos, ella estaba nerviosa, pero así lo hizo, tomó cinco vestidos, y comenzó a probárselos, y yo la esperaba sentada con los niños, los tres le decíamos piropos:  "¡Qué linda!", "¡Qué bello te queda ese vestido!", "¡Qué elegancia la de Francia!", y así disfrutó verse al espejo, pero ya cuando terminó de probarse todos y cuando venía la parte en que la muchacha de la tienda estaba esperando el "veredicto" del vestido, ella me miró como esperando aprobación, pero yo normalita, miré a otro lado, ella dice:

- No, no voy a llevar ninguno señorita, gracias por su tiempo.

   La señorita los recogió, sin problema, normal y Abigail estaba sorprendida de haber dicho no, salimos de allí y fuimos a comprar algunos alimentos.  El resto del camino estuvo callada, y ya más tarde me dijo:

- Jamás me había permitido decir no como hoy; es decir, siempre me daba pena, siempre soy yo la que sirve y atiende, la que está allí para otros.

- No te preocupes, a mí también me pasaba, y aún me cuesta, pero debemos aprender que uno también tiene su tiempo, sus cosas quehaceres, sus compromisos, su tiempo de descanso, no es no y punto, sin explicación, y este es sólo un ejercicio, pero mañana habrán más y más, donde no podrás ayudar a todas las personas, donde tú también eres una prioridad y debes atenderte.

   Ella me abrazó y fue el inicio de un aprendizaje para ella.

Lili.

1 comentarios:

  1. Muy acertado su relato. Es muy común que en nuestra educación, el otro y el complacer al otro esté siempre en primer lugar antes que nuestras prioridades, por eso, a muchos les cuesta decir un "No" a tiempo, cuando en realidad no se quiere o no se puede hacer algo.

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