martes, 15 de octubre de 2019

"Ya no estás aquí"

  Pasó el tiempo y Ricardo y yo nos convertimos en adolescentes, yo estaba aprendiendo lenguaje de señas con la hija de unos pastores cristianos, ella dedicaba su vida a la obra social con personas con discapacidad auditiva.  Ricardo estaba en la búsqueda de seguir ayudando y utilizar sus dones y talentos en servicio de otros. Así que si lo invitaban a un funeral él iba a cantar y me convidaba.

   Había un señor en el vecindario que había tenido una sola hija, su esposa había muerto, y él trabajaba vendiendo plantas que él mismo sembraba, pero lamentablemente su hija partió también, estaba solo en la funeraría, uno que otro vecino chismoso se acercaba para ver a la muchacha en la urna, pero sólo eso. Ricardo llamó a mi casa y me dijo que bajara para llevar música al señor Ramiro, así que me arreglé y nos encontramos, Andreina llegó más tarde y ya los tres llegamos juntos.  Allí estaba aquel hombre contemplando a su hija, pero como era ateo, no sabíamos qué cantar para él, las canciones que cantaba Ricardo eran himnos cristianos, él nos miró y preguntó:

- ¿Qué hacen acá?, yo no soy cristiano. No me canten nada de Dios.

Yo le respondí: 

- Bueno nos sabemos otra bonita.

   Yo crecí con música muy hermosa gracias a mi mamá, a mis tías y tíos, y dos cantantes venezolanos me gustaban mucho, Pedro Castillo y Guillermo Carrasco.  Así que Ricardo, ya sabía qué canciones eran las que yo tenía en mente, Andreina cantaba muy lindo y entre las dos empezamos a cantar "Ya no estás aquí", una canción de Guillermo Carrasco.  El señor Ramiro era un hombre conocido por no expresar mucho, por ser muy mal encarado, y no era para menos, en la vida había tenido pruebas muy fuertes, nos miró y nos hizo señal con su mano para que pasáramos.  

    Ricardo empezó a tocar la guitarra y Andreina y yo empezamos a cantar esa canción.  De pronto el hombre nos miraba diferente, mientras que lágrimas caían por sus mejillas. Terminamos de cantar y él vino hacia nosotros, sin decir nada, nosotros le dimos un abrazo grupal, fue cuando pudo hablar y dijo:

-  Necesitaba llorar, gracias por ayudarme, no sabía cómo sacar esto dentro de mí, sentía que quería llorar y no podía, yo necesitaba llorar.

   Y así fue como ese nudo del señor Ramiro salió de su garganta.

   A veces las personas le dicen a los demás:  "No llores", "Es parte de la vida", "Ya se te pasará", pero la verdad es que sacar el dolor afuera es necesario, he visto cómo les dan sedantes a algunas personas y no les dejan enterrar a sus muertos, cada persona es diferente, pero una cosa es propia en nuestros corazones, la necesidad de expresar nuestros sentimientos, aún y si éstos son de dolor.

   Así fue como los tres empezamos a visitar funerarías sin conocer a los muertos, cuando nos invitaban era sencillo, sino Andreina buscaba el nombres de personas 3 anuncios de velorios en el periódico y allí llegábamos.  Llevando una canción, y un mensaje si así lo permitían.

Fin.

Lili.

Posdata:  Les dejo el enlace de la canción para que la escuchen.


1 comentarios:

  1. Lili, me conmovió está historia... Un nudo en la garganta y sin palabras. Ojalá ese señor haya encontrado el camino a Jesús y le haya ido mejor en su vida. Dios los bendiga.

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