viernes, 11 de octubre de 2019

El envase de comida

   Cuando llegué al último liceo donde trabajé, me encontré con la sorpresa de reencontrarme con dos personas que ya conocía, Neida, una persona que conocí en la UC, y Yanet, ella había estudiado en el colegio donde yo cursé mi primaria y parte de la secundaria. Aquel primer año, me asignaron dar clases de Castellano e Inglés (éeeexitoooo, coman mamey, jajajaja, no, en mis clases era seria) entonces empezamos las inscripciones, yo estuve con un grupo de docentes atendiendo a los representantes y recibiendo papeles, pero a Yanet le asignaron junto a otras dos docentes, hacer los horarios.  

   Entonces mientras que yo inscribía, conocí a una representante con discapacidad auditiva (sorda) y cuando empecé a hablarle en señas, ella se sorprendió y se alegró mucho, ella quería que yo fuera la profesora guía de su hija Mariana, más tarde, llegó otra madre, Peruana por cierto, no se me olvida, y le recibí sus papeles de su niño, quién también tenía problemas de audición, así que le comenté al Director esta situación, y él junto a su esposa, que estaban a cargo de la dirección de la institución y ellos de inmediato colocaron a la ficha de Mariana, y la de Julio, en 7mo C, y me dijeron, tú serás la guía, lo cual me alegró, por tener una representante en una condición especial en la que le podría hablar directamente en señas, y lo mismo con los niños, que aunque hablaba, era necesario decirle algunas cosas en señas.

   Entonces Yanet tuvo que cambiar muchas veces los horarios, para poder complacer a los docentes, pero me dijo: 

- Mira no pude meterte como guía en 7mo C porque está muy complicado cuadrar esos horarios.  

   Yo entendía eso, pero también creía necesario que se podría hacer el intento de arreglar los horarios para encargarme de esa sección, donde se colocarían a estos dos estudiantes. El director la llamó a parte y le explicó, pero no sé de qué manera se lo dijo, los colegas me dijeron que él no se lo dijo de mala manera, pero ella estaba estresada, y entonces en el pasillo con otros colegas altiva y muy soberbia me dijo: 

- Ya te arreglé tu horario, de 7mo C, para que seas la guía de tus ciegos, sordos, y mudos, así como Shakira.

   Yo estaba impresionada, aquella niña que estudió en Fe y Alegría, conmigo, estaba tratando de humillarme, pero no lo estaba haciendo, se estaba refiriendo muy mal a personas con una condición delicada de discapacidad.  Ese sarcasmo negro es de lo peor.

   Yo no dije nada, la vi tan altiva que aprendí a dejar que la vida le enseñe a las personas sus lecciones. Seguí saludando con los buenos días a todos, pero a ella la trataba exclusivamente para trabajo, ella era orientadora allí, no soy persona de rencores, pero evitaba socializar con ella por esas palabras tan desagradables,  porque para mí una persona que se mofa o hace burla usando o tomando palabras hirientes respecto a personas con discapacidad, para mí eso es tener un corazón bastante...¿mezquino?, ¿duro?, no sé, ustedes me entienden ¿verdad?.  

   Pasó el tiempo y un día yo llevé un envase, pues siempre nos daban sopa en el Liceo o comida, yo dije a una compañera que se llama Migdalys: 

- Iré a comprar algo y dejo mis cosas acá.

   Cuando regresé busqué mi envase para buscar almuerzo, y resulta que lo tenía Yanet, y estaba comiendo.  Le pregunté seria: 

- ¿Qué haces con mi envase?.

- Migdalys me lo prestó. 

- Pero es mío y voy a almorzar. 

  Pero ella ya estaba comiendo en mi envase. Me molesté lo confieso, era una falta de respeto que agarrara algo de mi bolso, de mis cosas, con permiso de alguien que se suponía no debía tomar esa atribución.  Sin embargo, una voz dentro de mí me recordó: 

"A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva.
Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos.
Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman.
Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque también los pecadores hacen lo mismo." (Lucas 6: 30 - 33)

Yo respiré profundo y le dije:

- Come, tranquila. Y lleva alimento a tu casa, yo debo irme.

- ¿Y usted no va a comer?.

- No, usted no trajo envase, aproveche y lleve sopa allí para los suyos.

   Lo admito, fue difícil, pero creo que ella también estaba aprendiendo una lección muy dura, al igual que yo.  Al día siguiente ella con un tono de voz apacible me dijo:

- Acá tiene su envase y perdone mi abuso.

   Agradecí enormente que Yanet me hablara así, y sobre todo que pudiera ver su abuso de tomar algo sin permiso. 

Fin.

Lili.

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