jueves, 24 de octubre de 2019

Otra vez se fue la luz

Otra vez se fue la luz

"¡Otra vez se fue la luz!" Dijo mi abuela, yo en seguida pegué la carrera para buscar los brazos de alguna de mis tías o tíos. Y veía a mi abuela con la vela acercándose a la sala tapándola un poco para que no se fuera a apagar.

   Empezaba el calvario para mí y la alegría para mis tíos y tías. Todos se sentaban y mi abuela con la vela.

En esa ocasión recuerdo que dijo:

- Hoy voy a hablarles de la Sayona o llorona.

- ¡Ay no mamá! Ése ya lo conocemos.
Dijo un tío

Yo interrumpí:
- Yo no me lo sé.

   Y pues mi abuela empezó a contar el cuento pero a su manera:
- Bueno, era una vieja que mató a los hijos, y a esa toche, Dios la castigó y no la recibieron ni en el infierno y se quedó penando por sus hijos, llorando por todos lados en la noche.

   Siguió hablando pero esta vez mi abuelita acercó la vela y puso una mueca fea y dramatizada:
- ¡Aaaaayyy mis hijooooos aaayyy!

   Yo más asustada que el Chavo en el capítulo de los espíritus chocarreros, me tapaba la cara y temblaba. Con cinco años eso era tortura, mucho susto.

   Ella seguía:
- Busca a los niños de todas las ciudades pensando que son sus hijos, busca y busca en cada casa a ver si los encuentra.

Mis tíos y tías me miraban a mí y yo decía:

- Pero ustedes me van a cuidar ¿Verdad?.

Mi tío Héctor contestó:
- ¡Claro mi chinita!.

   Bueno, qué cosa tan terrible, qué madre tan mala la Sayona o llorona ésa, pensaba yo.  Al tiempo el gato de mi infancia, Nerón, tuvo una novia, y se encontraban en el techo de la casa. Y la gata empezaba a pegar esos maullidos y yo me acordé de la llorona, me tapé con la sábana.

   Dije: "esta vieja piensa que yo soy su hija y vino a buscarme, está en el techo".

   Yo me pasé a la cama de mi abuela la segunda noche, otra vez escuchaba ese chillido feo y yo dije:
- ¡Abuela, la Sayona está en el techo!.

Mi abuela se rió.

   Pero como los amores de esos dos gatos continuó y yo me levantaba disparada del susto con los maullidos de la condenada gata, mi abuela me sacó afuera y me dijo:
- Mamita, no es la Sayona, es Nerón y la novia.

- ¿Y por qué llora así?.

- Porque ella también busca hijos, pero no los ha tenido aún.

  Entonces ya transcurrido el tiempo, cuando estaba en segundo grado de primaria, a mi maestra Eva se le ocurrió darnos esa leyenda en clase.

   Si, ya deben imaginarlo. Yo en mi escrito dibujé a la Sayona como una gata maullando pidiendo hijos.

Fin.

Lili.

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